Una de las razones por las que participo como columnista en este blog, es por su misión de difundir y dar a conocer, para muchos, el panorama cultural de Santiago. Hay personas que no tienen interés por conocer edificios emblemáticos con muestras de historia nacional porque prefieren el Arte Contemporáneo, y otras que se ahorran los “Momas” del mundo y se identifican más con conocer las raíces de cada cultura. Bueno, esta Casona representa un complemento de ambas convicciones.

Tiene una historia fascinante que para que no los aburra podemos contarla desgranando su nombre.

“Apoquindo”: Cuando Pedro de Valdivia llegó al valle que bautizó como Santiago en 1541, convocó a los caciques Huelén-Lara, Vitacura, Tobalaba y Apoquindo para decirles que venía en nombre del rey de España y que a cambio de obediencia, les entregaría protección. Apoquindo, respetado y dócil, fue encomendado a doña Inés de Suárez, y con él, las tierras donde hoy está emplazada la Casona Santa Rosa de Apoquindo.

“Santa Rosa”: Fue construída a inicios del siglo XIX y después de varios propietarios que pasaron por los terrenos, la adquiere el primer Presidente de Chile, Manuel Blanco Encalada en 1826. Vivío 30 años e incluso murió entre sus muros. Por remate, la compró José Eugenio Guzmán Irarrázabal quién la transformó en una hacienda productiva de leche y vinos, dándole el actual nombre de Santa Rosa en honor a su señora, doña Rosa Montt, hija del Presidente Manuel Montt.

“Casa Museo”: Donada el 2004 por las hermanas Gandarillas, descencientes directas de los Guzmán Montt, a la Municipalidad de Las Condes, la cual en conjunto con el Instituto de Restauración de la Universidad de Chile, realizaron la recuperación y conservación de la casa por los daños sufridos en el terremoto de 1985. Estas labores permitieron que abriera el 2008 a público, la cual era un recorrido con muebles y decoración de la época mostrando con el lujo que vivía la clase aristocrática en el siglo XIX.

El giro lo tuvo, cuando con el terremoto del 2010 la colección y casa fue dañada permitiendo que se salvara solo el piso de parqué y las lámparas de lágrimas. Posteriormente gracias a uno de los coleccionistas más destacados del país, Ricardo Mackellar, donó cerca de 120 obras chilenas en torno al tema “Retrato y Paisaje” que incluye a destacados artistas como Pedro Lira, Alfredo Valenzuela Puelma, Juan Francisco González, Pedro Luna, Arturo Gordon, Camilo Mori y Enriqueta Petit, entre otros.

Actualmente uno de sus patios frente a “La Llavería” y Caballerizas de la antigua casona donde hay una muestra permanente del Museo de la Chilenidad, la Municipalidad realiza eventos culturales e institucionales de la comuna.

Y para terminar, lo que más destaco de este lugar, es el increíble parque abierto al público como resultado de los antiguos jardínes mandados a hacer cuando le pertenecía a Manuel Blanco Encalada. Tiene 70 mil m2 con juegos infantiles, paseos y otros, donde se mantiene el cuidado ejemplar de una vegetación entre las que destaca la Palma chilena, Araucaria brasilera, Cedro del Líbano, Palmera cocus plumosas, entre otros. Qué bien le hace a Santiago tener parques y plazas… Ojalá en un futuro sean donados más patios privados para parques públicos, pues nuestro m2 de verde está bastante más bajo de lo que recomienda la OMS (9 m2 versus 2,25 m2 de Santiago) para tener una calidad de vida decente.

*Datos históricos extraídos de la web de Urban Sketchers Chile.

Ilustraciones:  Daniela Monterrosa  @urbansketcherschile @iman_decor

“De profesión Arquitecta, Máster en Diseño y Espacio Público. Mi gusto por el dibujo comenzó en las aulas de croquis urbano de la carrera de Arquitectura y terminó de confirmarse con mi posterior encuentro con “Urban Sketchers”.

 Todo sobre mi y mi trabajo en www.imancreativos.cl y www.imandecor.com
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