Imagen: Ilustración Pati Aguilera (Portada)

La calle era nuestra. Solíamos compartir y jugar en ella. Conocíamos bien sus dinámicas, su gente, su ecosistema. Era el espacio predilecto para celebrar cumpleaños, fiestas y para compartir con nuestros vecinos. La calle aglutinaba el barrio, conformaba comunidad. Eran los tiempos en que se actuaba en comunidad, donde la familia que vivía en la casa de al lado no era un desconocido sino más bien un amigo. Fue a través de los procesos de densificación donde se transfirió las relaciones de nuestras calles al interior de los edificios en altura, la verdad que sin buenos resultados. En este proceso se nos olvidó el diálogo y fomentamos el estado de individualidad al que estamos tan acostumbrado. La altura nos distanció del espacio público así como los facilities o espacios comunes en cada edificio no lograron convencernos ni por un instante de celebrar cumpleaños en sus salones blancos e impersonales. Nos convertimos en anónimos de nuestra propia comunidad.

Imágen: Equipo barrio

En este escenario, la activación de la calle en la conformación de la identidad de un barrio es cada vez más trascendental. Es el espacio público, democrático, donde se revela la presencia de sus residentes. Uno de los buenos ejemplos es el Barrio Yungay. No sólo ha logrado controlar la densificación en altura además reconocer y respetar su arquitectura, sino que mantiene activa y presente la identidad de su comunidad a través de distintas actividades, ferias y encuentros tradicionales. Uno de sus eventos más emblemáticos es la “Fiesta del Roto Chileno”, celebración que conmemora el esfuerzo realizado por las tropas  en la confrontación con la confederación Perú Boliviana y que se celebra desde el año 1889, aunque interrumpida en el siglo XX y retomada por la misma comunidad desde el año 2007, en la Plaza Yungay en la comuna de Santiago. Vemos como nunca a sus residentes organizados y a una comunidad santiaguina activa participando, traspasando un proyecto barrial a una fiesta para toda la ciudad.

Imágen: Fiesta Roto Chileno, Barrio Yungay

Imágen: Fiesta Roto Chileno, Barrio Yungay

Si bien se ha avanzado muchísimo posicionando a Santiago como una comunidad global, activa y participativa, seguimos potenciando los mismos eventos de alta publicidad y infectados de merchandising que nos hacen perder el foco y olvidar la importancia de la escala más local, de nuestra propia comunidad. Llenamos nuestra agenda de eventos culturales pero volvemos a mismo lugar de siempre: al anonimato comunitario de nuestros Barrios.

Imágen: Festival Santiago a Mil

En este sentido, tenemos mucho que aprender de barrios como “La pequeña Lima”.  Al costado de Plaza de Armas, en calle Catedral, se ha levantado de manera orgánica uno de los barrios más representativos de inmigrantes en la capital. Y la conformación de esta comunidad no ha sido ni ingenua ni desinteresada: Actuar en conjunto es la manera de identificarse y reconocerse, de conectarse y apoyarse en un país lejano. Uno de los aspectos más interesantes es su capacidad de “ocupar” la calle, transformándolo en el escenario preciso para armar las redes y generar apoyo mutuo, mezclando el sentido comunitario con las expresiones culturales y celebraciones locales. Hoy la suma de estas características ciudadanas transforman y “condimentan” uno de los puntos más relevantes de la historia de Santiago. 

Imágen: Fiesta Callejera “Pequeña Lima”

Imagen: Peruanos en Calle Catedral “Pequeña Lima”

Los distintos esfuerzos por volver a conectar con la comunidad barrial, con el vecino, han sido canalizados por agrupaciones como “Ciudad Emergente” quienes a través de su “Urbanismo Táctico” han buscado generar plataformas de información y proyectos participativos de alto impacto en barrios y comunidades para mejorar su calidad de vida. Uno de sus proyectos emblemáticos es “Malón Urbano”, proyecto de “acción de corto plazo que busca gatillar un cambio a largo plazo en la percepción y la forma de habitar un barrio”.  Recogiendo la tradición de los antiguos “malones” como excusa -fiestas organizadas por amigos o conocidos donde lo característico era que cada participante llevaba aporte en comida y bebida para compartir en comunidad- se da la oportunidad a vecinos de una determinada comunidad para conocerse, informarse y debatir sobre aquellos aspectos de interés común. Los beneficios son múltiples: Identificación de barrio, seguridad, cooperación, amistad, en fin…todo aquello que nos da una mejor calidad de vida.

 

Imagen: Malón Urbano  (Ciudad Emergente)

Imagen: Malón Urbano  (Ciudad Emergente)

Imágen: Malón Urbano 3 / Invitación Tipo (Ciudad Emergente)

Y tú,  ¿qué está esperando para organizar un malón en tu barrio? 

Links:

  1. Barrio Yungay (Fiesta Roto Chileno) / www.elsitiodeyungay.cl

  2. Ciudad Emergente / www.ciudademergente.org

  3. Malón Urbano / www.malonurbano.org

Alejo Weiss
“Viajando por el mundo en busqueda de la flor de los 7 colores”

Instagrama: @Esparangua  / #weissoain  #weissoainesporelmundo