Texto & fotos por: Fernanda Tapia @mandarinacaiman

Vivo en una ciudad donde no salió el sol en verano. Fueron tres meses de lluvia e incluso frío en Berlín, donde tuvimos la suerte de contar literalmente con cuatro días de calor. Cuatro.

Días en los que los lagos se llenaron, y si: fueron ricos y se agradecen, pero tampoco fueron el relajo al que uno aspira, compartiendo la orilla del lago con otros 500 individuos desesperados por disfrutar de EL día de verano igual que tú.

Cuando ya en julio abrimos los ojos y aceptamos el mal agüero, quisimos hacer algo al respecto y nos decidimos a comprar pasajes a donde sea – que pudiéramos pagar – con la condición de que hiciera calor. Es así como revisando las líneas low cost terminamos comprando pasajes a Mallorca.

Pac Natural Mondragó

No sabíamos absolutamente nada sobre esta isla española, además de que las probabilidades de sol eran altas. Y para ser francos no estábamos tan convencidos con nuestra compra, principalmente porque la imagen que teníamos de Mallorca era la de un Miami español (tampoco he estado en Miami, nuevamente me baso en un prejuicio…) lleno de jubilados millonarios y no tanto, rojos de sol con camisas blancas tomando tragos gigantes de colores fosforescentes decorados con flores. Nada estético. Y en general Mallorca no goza de la mejor fama entre los jóvenes alemanes, por la misma imagen lapidaria que acabo de describir. Bueno y quizás también porque que se llena de alemanes – hasta lo han apodado el 17o estado alemán – que andan borrachos por las calles entonando canciones y regalando shots a las chiquillas en la barra de bares cubiertos de neón.

Parc Natural Mondragó

Para rematar nuestras expectativas ya bajas, los días antes de partir chequeamos el clima y nos enfrentamos a un pronóstico demoledor: lluvia para toda la semana. Demoledor por lo bajo.

Parc Natural Mondragó

Pero los pasajes estaban comprados. Así desempolvé el bikini, compramos toallas de playa y partimos en un lluvioso sábado de septiembre en dirección a Palma de Mallorca.

Y que lindo es tener las expectativas bajas, entregarse por completo al fracaso, a que la situación solo puede mejorar porque ya estás tan abajo en la escala de las ilusiones que no queda nada por hacer.

Deia

Deia

Resulta que Mallorca es INCREÍBLE. Una isla grande, linda, llena de naturaleza, pueblitos perdidos, playas escondidas, fácil de recorrer, de caminarla entre cerros y bosques, de gente relajada y cargada de vibra positiva. Claramente ayudó que no estuvimos en temporada alta, es cierto, pero esos turistas que me había imaginado estaban en otro Mallorca.

Valldemosa

Soy una controladora nata. Mis amigas me dicen “la jefa de alianza”, porque siempre planeo, organizo todo con tiempo y lista en mano, mandungueando a todo ser vivo que me rodea para que todo salga perfecto, nada fuera del guión. Por eso me gusta cuando la vida me obliga a bajar la guardia y lanzarme al “ok, a lo que venga”.

Cala Perdida

Esperamos la lluvia prometida toda la semana. Cada mañana abrimos las cortinas pensando en qué haríamos ese día encerrados en el hostal y cada mañana nos alegramos al descubrir el sol brillando al fondo en los cerros. Nos subimos cada mañana TAN felices al auto, sorprendidos y agradecidos de nuestra suerte. Es que ¡qué suerte! el lugar escogido al azar, al que le teníamos cero fé, resultó ser el paraíso y el clima menos promisorio se convirtió en un sol que no paró de brillar solo para nosotros.

Formentor

Finalmente llovió un día y otro estuvo algo nublado, pero igual esos días paseamos por pueblos perdidos en los cerros como Deia o Valldemosa, fuimos al Mercado de Sineu y a Palma de Mallorca a comer rico y pasear con la calma del viajante, observando y disfrutando de la vida. Después de todo, hasta la lluvia nos hizo felices.

No sé si habríamos disfrutado tanto nuestro paseo, de haber tenido por asegurados el éxito del sol y los paisajes.

Formentor

Es que a veces bajar las expectativas te salva el día. Te despierta y comienzas a agradecer, a ver el vaso medio lleno, a no dar todo por sentado, a sentirse feliz con las cosas simples y lindas de la vida, a sacarle el jugo a cualquier situación, venga como venga. El poder que tenemos nosotros mismos para hacer de algo lo mejor, es mágico.

Así que gracias Mallorca, fué un gusto y nos volveremos a ver.

Formentor

Qué hacer en la maravillosa Mallorca:

  1. Creo que puedo afirmar que el norte de la isla es más relajado y menos turista, más cercano a balnearios como Maitencillo un fin de semana cualquiera, que al sector 5 de Reñaca en verano. Lugares como Port Soller y alrededores son lindos para quedarse y salir a tomarse algo en las tardes. Caminar entre Soller y Port Soller por el camino antiguo es también un paseo lindísimo y se puede volver en el tranvía histórico que pasea entre ambos lugares.
  2. De mis imperdibles a hacer por el día es ir al Parc Natural Mondragó, sus playas una maravilla y recorrerlo es fácil, para niños también (no los tengo, pero vi varios). Tiene tres playas, recomiendo recorrerlas todas, no quedarse en una. De entre todas, la Cala Mondragó fue nuestra favorita (fuimos incluso dos veces) pero creo que cada uno debe descubrir la suya.
  3. Otra playa imperdible es Formentor, todo el camino para llegar hasta allá es una maravilla entre cerros y bosques, la luz se cuela entre las ramas, vez los acantilados y pequeñas playas escondidas. Para ver la puesta de sol, recomiendo subir al Faro de Cap de Formentor, no tanto por la puesta de sol en el lugar mismo, sino por el camino con esa luz maravillosa.
  4. Dejando las playas de lado, imperdibles son los Pueblitos Valldemosa y Deia, encaramados en los cerros, la llegada la es mágica.
  5. Los miércoles se hace el Mercadillo de Sineu, en el pueblo del mismo nombre al centro de la isla. No creo que tenga que dar más explicaciones: cualquier mercadillo lo es todo.
  6. Finalmente, le había hecho la cruz a Palma de Mallorca, la capital de la isla y la verdad es que me equivoqué: su centro es precioso, la catedral impresionante e ir al mercado a comer Ostras con una copa de vino ¡se lo recomiendo a todos! sus callecitas angostas adoquinadas llenas de palmas son una delicia, incluso para un día de lluvia.
  7. Y hay miles de panoramas más: playas, calas, parques, caminos y bosques para recorrer como Es Trenc, Sacalobra o Cala San Vincenc. Agarrar el auto y perderse (es clave arrendar auto, totalmente asequible por lo demás). Paramos también en pueblitos en medio del camino, a comprar unas cervezas heladas en el bar del pueblo con los viejitos sentados afuera jugando ajedrez. Pueblos de los que no me acuerdo el nombre, caminos entre plantaciones que no puedo ni indicarlos en el mapa y calas que vimos desde arriba, a las que hubiera bajado a todas. Por eso la invitación es a perderse, descubrir, la isla es gigante y está bien conectada, perderse es fácil y lindo.

 

PS: Quiero recalcar que como todo balneario, la isla debe explotar en temporada alta, por ende de todas mis recomendaciones no sé si apliquen 100% en Julio o Agosto.

PS2: Para quienes no vivimos en Chile y las extrañamos a morir, venden machas y almejas chilenas en el supermercado. Dije que era el paraíso.

Fernanda Tapia

Santiaguina de nacimiento, berlinesa por el momento, diseñadora gráfica de profesión, coleccionista de detalles y cosas lindas, aprendiz en alimentación y consumo consciente.

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