Un centro de acopio de basura en Pudahuel se convierte en área verde bautizada por sus vecinos como “Buenas vibras”
“Me gustaría que la plaza se llame ‘buenas vibras’, así los vecinos podrán estar relajados, felices y sacarse las malas vibras que tienen dentro de sus casas”, sugería Pedro de ocho años, en la mitad de un taller de diseño participativo en el que los vecinos le ponían el nombre al área verde que querían construir junto a Fundación Mi Parque. Finalmente en ese espacio lleno de árboles, juegos para niños y lugares de descanso para los adultos mayores hay una placa que lleva el nombre sugerido por Pedro. Sin embargo este mismo lugar hace un par de meses era un lugar lleno de basura.
Taller de diseño participativo
Fundación Mi Parque, junto a la Ilustre Municipalidad de Pudahuel, la Junta Vecinal 20-A de la comuna y gracias al financiamiento de la empresa TresMontes Lucchetti, se unieron para recuperar un sitio destinado a área verde, que en los últimos años no estaba cumpliendo esa función. Históricamente había sido utilizado como centro de acopio de basura y escombros, luego como estacionamiento de autos y últimamente como parada de un camión.
Entre agosto y septiembre del presente año se llevaron a cabo cuatro talleres de diseño participativo con los vecinos. En cada uno de las sesiones se discutió y diseñó la nueva área verde en base al tipo de mantención que tendrá en el futuro.
Integrantes de la Junta de vecinos, al centro Fresia, Gustavo a su izquierda y María al final
Los principales problemas mencionados por los vecinos tenían que ver con la suciedad, contaminación y abandono. “Es una tierra que no refleja el esfuerzo y espíritu que tenía este lugar en sus comienzos”, contaba uno de los vecinos.
“Yo llegué acá cuando era chica, todo esto era campo, no teníamos agua ni luz, ni casa obviamente, pero fue el momento en que estábamos más unidos entre las familias. Las familias se cooperaban en la construcción de sus hogares”, indicó Fresia Durán, quien a sus 86 años manifestaba haber llegado ahí hace mucho tiempo a la villa. Fresia es la tesorera de la Junta de Vecinos del sector y participó de todos los talleres de diseño que se tuvieron en el sector, sus anécdotas y relatos fueron importantes para reconstruir la historia y pensar en los sueños de la comunidad, para luego plasmarlos en una nueva área verde. Ella junto al presidente de la junta, Gustavo Valenzuela (55) y la secretaria del equipo, María Aedo (82), toman las decisiones importantes en el barrio.
Ellos, cada tarde, se encuentran en la sede social, ubicada a un costado de la plaza que se intervino, colaborando y ejerciendo las labores de apoyo a los vecinos. A pesar de mencionar constantemente no tener ayuda de sus pares, año a año renuevan su compromiso por mantener el legado que sus padres les dejaron. Es en esa línea, que la noticia de la llegada de una nueva plaza fue motivo de alegría y sobre todo de dignificación del entorno, que en los últimos años vieron que poco a poco se deterioraba y reflejaba, según los comentarios reiterados, la desunión de los vecinos. En cada taller, y en base a la incertidumbre que se genera luego de reiterados proyectos que sucumbieron en el camino, la comunidad mencionó tímidamente el anhelo de hacer de ese espacio uno que los enorgulleciera y que les permitiera a los niños jugar y aprender en un entorno natural seguro.
Vecinos y voluntarios trabajando en la plaza.
El primero de Octubre se llevó a cabo la construcción participativa, pero desde un principio se auguró que no sería una tarea fácil, las páginas meteorológicas pronosticaban un frente de mal tiempo. A las 09:00 am el cielo estaba oscuro y una fuerte lluvia caía sobre los vecinos y voluntarios que se aprontaban para trabajar. Los minutos pasaban y la lluvia se intensificaba, sin embargo, nadie se movía de sus funciones, todos continuaron trabajando hasta terminar de plantar más de 340 plantas, 12 árboles, esparcir el maicillo y gravilla, pintar un mural e instalar 150 mt2 de pasto. Luego de cinco duras horas de trabajo, la plaza estuvo lista y el sol se decidió a salir, permitiendo que todos se secaran y se prepararan para la ceremonia de inauguración.
Vecinos pintando el mural
El final estuvo marcado por la reunión de todos los actores involucrados en la gestión de la intervención y la declaración del compromiso de cuidar y mantener este nuevo espacio. Habrá un placero todos los días, pero también quedará un vecino como Encargado de Plaza, quién colaborará y apoyará en los momentos que se requiera. El cuidado y las buenas vibras corren por cuenta de la comunidad.
Vecina
Por José Antonio Prado (Fundación Mi Parque)
“Soñamos con un país donde todos se sientan orgullosos de sus barrios“