Desde que obtuve mi independencia parental para salir sola de casa, no he parado de caminar. Primero, porque soy miedosa y temía equivocarme en el recorrido de la micro, o de ser asaltada en una de ellas. Así, mi ansiedad y capacidad de imaginarme desastres en los medios de transporte, me obligaron a usar mis piernas para llegar a cualquier lugar. Y segundo, porque amo la forma de los adoquines –sobre todo si están sueltos y uno pasa en bicicleta por encima de ellos–; mirar a través de las ventanas de casas ajenas, y ojalá encontrar a la familia tomando once (no sé porqué eso me fascina); o sólo imaginarme que en aquellas casas se celebraron grandes fiestas en los 60’.
Así, a medida que recorría mis lugares comunes fui aprendiendo de sus calles, casas e incluso de las personas que trabajaban o vivían allí. Como por ejemplo, que si uno se para en la esquina de Hernando de Aguirre con Diego de Almagro –idealmente a una hora que haya poco tráfico– aún se puede escuchar el flujo de un antiguo canal que por corría por ahí, desde la chacra de las hermanitas Téllez (sí, una de ellas era Emilia. Emilia Téllez) hasta perderse bajo tierra. Si pasa por esa esquina, haga el ejercicio de sentir el agua correr bajo sus pies.
Pero también, con el paso del tiempo, he sido testigo –con tristeza– de la destrucción de muchas de las hermosas y antiguas casas que eran parte de mi paisaje personal. Por lo que desde que me compré un teléfono inteligente comencé a tomar fotografías casi como una obligación (porque no soy buena para sacar fotos). Con el mero objetivo de rescatar esos espacios que nadie volverá a ver, ni mucho menos las nuevas generaciones podrán gozar como los gocé.
Por eso no dejo de caminar. Porque no quiero salir a la calle un día y encontrarme de sopetón con un alto edificio en donde antes estaba mi hogar en donde fantaseaba envejecer. Porque es la única forma de mantener viva la memoria de quienes caminaron antes por ahí. Porque si camino, me hago dueña de ellos por ese breve instante en el que paso.
Gianitsa Corra
Soy periodista. Pasatiempo que me ha servido para escribir bien y conocer lugares. Estudié teoría y crítica de cine sólo para apreciar mejor películas y series. Amo los cafés de barrios, adoptarlos como oficina, y que sepan que me gusta el latte. Fotografío casas y edificios antiguos que me topo en el camino, antes de que alguna inmobiliaria los destruya
@Gianitsa
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