Por: Uri Colodro @ur1992

Fotos: Uri Colodro & Victoria do Pico @cantandovictoria

¿Qué tiene de especial Ñuñoa?

Hasta la década de los ochenta, Providencia y Ñuñoa se caracterizaban por su vocación residencial, con grandes casonas que habían albergado a importantes familias de la elite chilena. Por tratarse también de una zona que contó con una planificación urbana inspirada en la ciudad jardín, ambas comunas cuentan con avenidas anchas y arboladas, dotadas de aceras de baldosas y numerosas áreas verdes. Sin embargo, la creciente expansión de la ciudad de Santiago también implicó una expansión de su centro metropolitano, el cual avanzó a través la avenida Providencia. Dicha situación, se consolidó gracias a las gestiones del asesor urbanístico del municipio en aquella época, Germán Bannen, quien implementó un interesante sistema de planificación de espacios públicos que permitieron la apertura de nuevas calles peatonales, la construcción de edificios de oficinas y variado comercio. A lo anterior, se sumó la construcción de la avenida Nueva Providencia y la expansión de la red de Metro de Santiago, que conectaba en pocos minutos esta zona con el centro fundacional. Con el pasar de los años, dicha expansión del centro metropolitano siguió consolidándose hacia el sector de El Golf en Las Condes, siguiendo el trazado de la avenida Apoquindo hasta lo que hoy se conoce como Nueva Las Condes. Esta situación significó el reemplazo de zonas preponderantemente residenciales de baja densidad, por edificios de oficinas, y una alta dotación de comercio y servicios.

 

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La comuna de Ñuñoa, a diferencia de su vecina Providencia, siguió teniendo una vocación residencial, aglutinando el comercio en torno a sus principales avenidas. El sello particular que conservó la comuna fue la confluencia de vecinos muy diversos, que hoy la convierten en un espacio cosmopolita.

Este auge ha llevado a una diversificación de las personas que visitan el país. Ya no son sólo quienes buscan la aventura del desierto de Atacama y la Patagonia que paran unos días en la capital, ni tampoco quienes provienen de países vecinos a aprovechar los aranceles convenientes y tratados de libre comercio para hacer compras en una de las ciudades con más centros comerciales de América Latina -y que, además, se jacta de tener el más grande de la región-. Es cosa de hacer un barrido sencillo por las principales plataformas de viajeros para darse cuenta de que, si bien en las tendencias siguen predominando aquellas personas procedentes de Argentina, Brasil, Europa y América del Norte, también se ha producido una interesante diversificación que ha aumentado considerablemente el volumen total de visitantes.

 

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El auge del turismo que ha experimentado Chile y su capital en los últimos años ha llevado también a una diversificación de las personas que visitan el país. Ya no son sólo quienes buscan la aventura del desierto de Atacama y la Patagonia que paran unos días en la capital, ni tampoco quienes provienen de países vecinos a aprovechar.

 

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A pesar de las migraciones que se produjeron hacia otras zonas de Santiago, estos antecedentes hacen que Ñuñoa sea hoy la comuna con más profesionales de Chile. Por si eso fuera poco, continúa siendo una joya multicultural, ya que un radio de pocas cuadras alberga la única mezquita existente en Santiago, una iglesia ortodoxa griega y otra rusa, la sede nacional Bahá’í, además de numerosos templos católicos, evangélicos y cristianos, entre otros. A lo anterior, cabe destacar la existencia de una gran dotación de infraestructura educacional, con establecimientos emblemáticos como la Universidad de Chile, la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE) y la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM), el Liceo 7 y el Liceo Experimental Manuel de Salas, así como numerosos planteles privados.

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La principal plaza de la comuna cuenta con un boulevard gastronómico, un tradicional teatro y un café literario. Esto se complementa con barrios completos diseñados por figuras de gran renombre en la arquitectura nacional, como el caso de la población para Suboficiales de Caballería de Luciano Kulczewski, además de otras viviendas de gran valor para quienes aprecian los diseños del Movimiento Moderno en el barrio Suárez Mujica.

 

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A partir de la década del año 2000, Ñuñoa se convirtió en una zona muy atractiva para la construcción de edificios de departamentos, debido a su cercanía con el centro de Santiago, valores de “vida de barrio” y alta dotación de comercio y servicios, con precios del suelo relativamente bajos en comparación con las demás comunas del denominado “cono de alta renta”[1]. Lo anterior, fue posible gracias a una demanda creciente y a una gran flexibilidad en la normativa de edificación.

A raíz de esta situación, se desató un proceso creciente de transformaciones socio-territoriales, que significaron el sacrificio de numerosos inmuebles icónicos en la comuna, que fueron reemplazados por torres de departamentos masivas y de bajo valor arquitectónico, que irrumpían con el paisaje previamente existente. Así, se generó un rápido cambio en la población residente, que de estar compuesta principalmente por personas mayores que habían habitado sus barrios prácticamente toda su vida, comenzaron a llegar familias jóvenes y hogares unipersonales. Esta demanda por vivir en Ñuñoa se ha intensificado a través del tiempo, teniendo como consecuencia un aumento vertiginoso en el precio de las propiedades, situación que incrementó aún más con la construcción de dos líneas de metro que intersecarían en el corazón de la comuna, lo que también ha ido sumando otro tipo de comercio y servicios, además de la construcción de los primeros edificios de oficinas. Con lo anterior, en 2016 Ñuñoa ostentó ser el distrito con las plusvalías más altas de Sudamérica[2].

 

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Todo lo anterior no ha estado exento de debate y de una fuerte resistencia por parte de los vecinos de la comuna, que quieren conservar sus valores y marcada vida de barrio. En virtud de ello, ha existido una fuerte organización que ha permitido declarar barrios completos como Zonas Típicas para la protección patrimonial, así como la declaratoria de numerosos inmuebles de gran valor. Si bien, estas acciones han tenido como eje central la protección del patrimonio arquitectónico de Ñuñoa, también se ha generado como efecto un mayor interés por incluirla en los recorridos patrimoniales, dada también la excelente accesibilidad que se presenta de cara a la apertura de cinco nuevas estaciones de metro, que ha comenzado en 2017 con la inauguración Línea 6 y que culminará a finales de 2018 con la incorporación de la Línea 3.

 

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¿Una turistificación de lo residencial?

Los cambios que ha experimentado la composición social de la ciudad de Santiago, así como las nuevas restricciones que se han incorporado a la normativa en el Plan Regulador Comunal de Ñuñoa, han significado una transformación de los proyectos inmobiliarios que se desarrollan en la comuna. Si bien, las calles principales siguen albergando proyectos masivos, que se enfocan en hogares pequeños con departamentos tipo studio, de uno y dos dormitorios por su cercanía al metro, en las zonas interiores ha habido interés por la proyección de otros formatos. En este sentido, ha aparecido el modelo de los townhouses, que combinan la practicidad de un departamento con la comodidad de una casa, así como otras construcciones que pretenden aportar valor a los barrios con diseños arquitectónicos más atrevidos, de mayor calidad y pensados para una baja densidad. Esto hace que se trate de proyectos de gran exclusividad, orientados a un público exigente y diferente a lo que se ha desarrollado hasta el momento.

La llegada de la red de metro al corazón de la comuna permite acercar sus cualidades a turistas nacionales y extranjeros que buscan conocer los tesoros más escondidos que ofrece la ciudad y que no se encuentran todavía disponibles en los libros y rutas de mayor popularidad. Es así como el municipio ha focalizado esfuerzos en esta materia, desarrollando una propuesta de Política Municipal de Patrimonio, así como un sitio web que recopila información respecto al archivo fotográfico, histórico y patrimonial de Ñuñoa. Además, tímidamente han aparecido pequeños hoteles “boutique” en áreas atractivas como la misma Plaza Ñuñoa y sus alrededores, los cuales vienen a crear una oferta de alojamiento que hasta el momento no había existido en este sector de la ciudad. Se trata de un tipo de turismo diferente a lo que se ha desarrollado a la fecha en Santiago, ya que pretenden atraer a otro perfil de visitante: quien busca un barrio tranquilo, caminable y con atractivos que no son tan masivos o populares. Asimismo, por tratarse de un área que recién comienza a experimentar en sus barrios las primeras incursiones de la industria turística, es posible encontrar servicios por precios algo más bajos que los que se presentan en las zonas de mayor popularidad.

En otros países existen antecedentes de la popularización de barrios residenciales como atractivos turísticos. En ciudades tan visitadas como Londres con su barrio de Portobello, la Alfama en Lisboa o Recoleta en Buenos Aires; son zonas que se caracterizan por ser lugares auténticos que, de una u otra forma, atraen a los visitantes por los modos de vida que recrean. Es decir, además de poseer unas características arquitectónicas determinadas, también ofrecen una experiencia espacial y modos de vida que resultan atractivos de conocer.

En virtud de lo anterior, la planificación sobre cuál será el destino que se le pretende dar a Ñuñoa es esencial para lograr un espacio sustentable y con una identidad auténtica que no la convierta en un “lugar global”, sin alma y desplazando a sus habitantes a través de un proceso masivo de gentrificación como el sucedido en la ciudad de Barcelona, donde la rentabilidad del arriendo de departamentos por días ha aumentado el valor de los alquileres a un punto insostenible para los residentes. En este sentido, es esencial que se genere un proceso de diálogo ciudadano, donde quienes emprenden el negocio turístico se comprometan a respetar ciertas directrices establecidas por los vecinos, y al mismo tiempo, el municipio ejecute labores de planificación, fiscalización y promoción de las nuevas actividades que llegarán a esta comuna.

 

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[1] Se le denomina “Cono de Alta Renta” a aquella porción de la ciudad de Santiago compuesta por las comunas de Providencia, Ñuñoa, Las Condes, Vitacura, La Reina y Lo Barnechea. Estas administraciones territoriales se caracterizan por concentrar los valores del suelo más altos, gran cantidad de fuentes de empleo, así como una alta dotación de oficinas, comercio y servicios. Por lo anterior, se trata de una zona compuesta principalmente por residentes de grupos de ingreso medios-altos y altos.

[2] De acuerdo con un informe de la consultora Properati y publicado en El Economista.

 

Uri Colodro
Geógrafo y Licenciado en Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile. Candidato a M.Sc. en Gobernanza de Riesgos y Recursos, Ruprecht-Karls Universität Heidelberg. Sus mayores áreas de interés corresponden al ámbito de la geografía urbana, social y

Uri Colodro
Geógrafo y Licenciado en Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile. Candidato a M.Sc. en Gobernanza de Riesgos y Recursos, Ruprecht-Karls Universität Heidelberg. Sus mayores áreas de interés corresponden al ámbito de la geografía urbana, social y cultural. Dedicado a la investigación y la consultoría. Lector apasionado y escritor de medio tiempo. Libera tensiones en la cocina y saliendo a dar paseos por la ciudad.

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