Por Nicolás Sánchez @always_nico

Fotos: Seba González @sebagonzalez_z y Maca Iglesias @macaiglesias

Selección de hito urbano: Coca Ruiz @cocaruiz

Por Maca Iglesias @macaiglesias

 

Durante la última década, una lenta pero vistosa invasión de carteles peruanos ha tomado las calles de la comuna de Recoleta en Santiago. La mayoría son afiches que promocionan eventos, recitales o fiestas, y cuyo diseño mantiene rasgos característicos y unívocos: letras grandes, mensajes breves y colores muy vivos en trazos sicodélicos. Pegados en serie por calles como Independencia, Patronato, Av. La Paz, Bellavista, o alrededor del Mercado de Abasto Tirso de Molina, su imagen ya forma parte del actual paisaje urbano en el centro histórico de la capital.

Por Maca Iglesias @macaiglesias

 

Es el cartel chicha, una manifestación de arte popular peruano, en cuyo adn se mezclan por igual el diseño y la pintura, junto al alegre ritmo de la cumbia sicodélica andina. Es también la expresión del cholo, del peruano del pueblo, del “chicha”, con sus colores, su jerga, su música, gastronomía y vivencias, y que en artistas como Elliot Túpac, Monky o Jefferson Huaman encuentra a sus referentes más conocidos e internacionales.

 

En Chile, la obra de estos artistas vive un creciente reconocimiento: Monky suele ser invitado por universidades y colectivos como “Serigrafía Instantánea” para dar talleres. O Rafael Villar, destacado historiador del arte, guionista de comic, dj y difusor de la cultura chicha, quién fue uno de los invitados a la Feria Impresionante realizada a fines de octubre en el MAC.

Cesar Vallejos @cesarvallejosleal Taller de Serigrafía Instantánea @serigrafiainstantanea

Por Seba González @sebagonzalez_z

 

Hoy, esta manifestación artística viene a aportar una estética gráfica a un fenómeno mayor, que es el de la potente influencia cultural aportada durante décadas por la inmigración peruana al país, la cual se manifestó primero en suburbios, después en su rica gastronomía , y finalmente desde su gráfica. Hoy, la estética visual del flúor del arte chicha gana cada vez más adeptos en la vanguardia chilena, la cual ya comienza a incorporarla en sus flyers, páginas de redes sociales, discos, revistas y vestimenta.

 

El origen del arte chicha

 

Aunque su reconocimiento es relativamente reciente, el chicha, para algunos, puede encontrar sus raíces en el arte textil de la serranía peruana. Esa, al menos, es la visión del artista peruano Pedro Rojas Meza, alias Monky (56). Publicista en su juventud, hoy es conocido en Perú como uno de los primeros cartelistas de este estilo, así también como un creador de tipografías y retratos de cantantes de huayno y cumbia. En el documental “Chicha Poster Art” (1) se pueden apreciar algunas de sus definiciones sobre el origen y significado de la estética chicha:

 

La creación de nosotros nace desde la profundidad de nuestros antepasados, ¿desde dónde? Desde los colores de la ropa, desde nuestras antigüedades, nuestros pasados padres, les ha gustado mayormente en Huancayo, en la serranía, los colores llamativos, en la cholada, la vivienda chola. De ahí nace la palabra chicha. Cholo de chicha; ¿por qué? Porque a los cholos serranos les gusta ser llamativos, les gusta que les gente vea su estilo: el amarillo, el fucsia, el naranja, el verde, eran los colores llamativos en su ropa. Y acá en el Perú estamos mal vistos por eso, piensan que esos colores son guachapos, de gente de baja categoría.  

 

Siguiendo esta línea, la gráfica chicha resultaría de una combinación de lo andino y de la migración de la sierra a la costa. Un enfoque con el que también parece coincidir la historiadora Lourdes Medina en el reportaje “Carteles Chicha”. “ (el chicha) Nace como producto de las migraciones de las provincias a Lima en los años 50’. Sus hijos crean la música chicha, que es lo que se conoce como “cumbia andina” (…) Los carteles chicha nacen como un medio publicitario dirigido a las personas que migran a la capital y que se sienten identificados con los eventos que estos carteles promocionan” (2).

 

En Chile, Rodrigo Dueñas es uno de los investigadores que con mayor profundidad ha seguido el fenómeno de la cultura chicha. Profesor de diseño en la Universidad de Chile, ha desarrollado un trabajo profesional como diseñador y gestor cultural, destacando su labor creativa al interior del colectivo editorial y artístico La Nueva Gráfica Chilena (con quienes ha participado en diversas exposiciones y charlas) y como director de la Feria de Publicación Independiente y Arte Impreso, “Impresionante”.

 

Para Dueñas, la necesidad y búsqueda del color -intrínseca en el peruano- sería el elemento clave en el origen de lo chicha.

 

“Independiente del bordado del huanca que ya incluye el color, toda la historia del pueblo peruano, de la provincia peruana, está marcada por el color. Entonces, iba a salir sí o sí el color cuando llegaran a la ciudad, más allá del bordado huanca, y en los 80’ aparecen los tintes flúor. Antes de eso se ocupaban colores fuertes, llamativos, y combinaciones de contrastes, verde-rojo, azul-amarillo, para que los colores, vibraran”, sostiene el académico (3).

 

Otro destacado exponente y difusor en Chile del cartel chicha es Cesar Vallejos (30). Diseñador en comunicación visual egresado de la UTEM (donde fue presidente del centro de alumnos), se define como puentealtino e hincha de Universidad de Chile. También fue uno de los creadores del colectivo Serigrafía Instantánea, plataforma que le ha permitido conocer de cerca a exponentes como Monky (a quién han invitado en varias ocasiones) y sus técnicas serigráficas.

Cesar Vallejos @cesarvallejosleal Taller de Serigrafía Instantánea @serigrafiainstantanea

Por Seba González @sebagonzalez_z

 

Desde su taller ubicado en una antigua casona de barrio Matta, nos muestra algunas obras creadas por Monky, quien, según cuenta, se inició haciendo carteles para sus amigos del grupo Los Shapis.

 

“Monky en ese tiempo era dibujante más que nada, y de a poco se fue metiendo en esto. Porque esta gráfica chicha proviene de la publicidad básicamente, a través de banderolas, afiches y carteles. Y como estaba ligado a la música, se empezó a vincular. Básicamente, los colores tienen dos vertientes, como algunos plantean: desde el tema de la sicodelia o cumbia chichadélica, y también por los colores representativos de la cultura tiahuanacota (sic), o las culturas de los Andes del Perú” (4).

 

Sin dudas, la cumbia peruana e un elemento clave en la formación del espíritu de lo chicha, gracias a su particular “estética propia”. Mientras que en Chile la cumbia es más de escuela big band gringa -tipo Tommy Rey o Pachuco- en Perú, en cambio, asimiló “un componente sicodélico”, muy reflejado en bandas insignes como Los Shapis y su característica guitarra con efecto echo (al estilo Beach Boys o rockabilly. Una variante, que, por cierto, también ha penetrado de a poco en Chile. “Los peruanos desarrollaron esta estética que es muy llamativa, muy flúor, muy correspondiente a su identidad originaria”, explica Rodrigo Dueñas.

Cesar Vallejos @cesarvallejosleal Taller de Serigrafía Instantánea @serigrafiainstantanea

Por Seba González @sebagonzalez_z

 

El primer acercamiento de Dueñas con el mundo del cartel chicha se remonta al año 2010, cuando, junto a Pablo Castro –su socio en La Nueva Gráfica Chilena- invitan al destacado artista Elliot Urcuhuaranga Cárdenas (alias Elliot Túpac) a dictar el 1°taller de serigrafía en chicha en el país.

 

“Pablo fue un poco el que descubrió todo esto. El 2009 le llaman la atención los carteles peruanos en Recoleta, empieza buscar y averiguar quiénes los hacían, y así hace contacto con Elliot Túpac”, recuerda el diseñador titulado de la UTEM con mención en comunicación visual. “Le encargamos a Elliot el trabajo de hacer 30 afiches: le enviamos los textos por mail y lo dejamos a cargo de todo, que hiciera lo que quisiera. Recibimos los afiches de vuelta, y abrir esos rollos de papel fue una de las experiencias por ahí más locas que he tenido, porque en las obras habían unos colores que no había visto en mi vida”. Fue así que nació una amistad entre Rodrigo y Elliot que perdura hasta el día de hoy, y que ha sido clave en la difusión del estilo chicha en el país.

 

“En conversaciones con personajes como Elliot o Jefferson Huaman, ellos nos cuentan que Lima va recibiendo la influencia de la provincia, de la periferia de Perú. Por ejemplo, Elliot viene desde Guancayo, y dice que allá se ocupa mucho el color, y lo mismo decía Jefferson, que hay una necesidad de color que viene desde la provincia, el pueblo, la cholada como ellos le dicen”, explica Rodrigo Dueñas.

Taller de Serigrafía Instantánea @serigrafiainstantanea

 

¿Cómo se hace un cartel chicha?

 

Básicamente, se trata de una serigrafía cuyo bloqueo de tinta se hace por papel (el método más económico). Primero se hace una plantilla, la cual sirve para bloquear la malla serigráfica. Luego, se sacan copias, las que pueden llegar a los 200 ejemplares. “Es una técnica que es artesanal, en Perú hasta el día de hoy los talleres funcionan artesanalmente, no hay una impresión off set, cachai. Son artesanos que van pasando las tintas, calibrándolas, etc”, explica el profesor Rodrigo Dueñas.

 

César vallejos, por su parte, asegura que hay dos formas de fabricación de carteles o banderolas chicha. “Se imprime sobre papel, pero las matrices están hechas también con papel, es decir, se corta tipo stencil. Con un papel grueso tú cortas, y luego, en la primera pasada de tinta, ese papel queda pegado al bastidor, que es un marco con una tela”, describe.

 

“La otra técnica es la fotograbada, que es distinta a la hecha con matriz de papel. Por lo tanto, los resultados y la capacidad de mostrar en estos afiches mayor información hacen que se esté yendo hacia allá. Es decir, se está avanzando en la tecnología en torno al cartel chicha”.

 

 

 

Es de consenso que todo cartel chicha debe se distingue por tres elementos muy definidos: el primerio es el lettering o dibujo de las letras de las frases, caracterizado por un trazo sinuoso, de onda sicodélica. Sobre este tema, en general no se habla de una “tipografía chicha” para estos trabajos: al ser las letras creadas a mano alzada, toda tipografía, plasmada en el cartel, se convierte en tipografía chicha.

 

“Por ejemplo, la letra que más ha usado el Elliot es proveniente de una cultura gráfica estadounidense, bastante ligada a las letras de béisbol. Por lo tanto, es una fórmula que proviene de una estética ya implantada, y luego él la adopta, y al colorearla ya toma una identidad”, explica Vallejos. “Ahora hay otros exponentes más actuales que hacen lo que podría alguien llamar gráfica chicha; por ejemplo, los Carga Máxima le llaman gráfica chillante”.

 

Los otros dos componentes serían la ya mencionada presencia del color (el flúor sobre negro), y la lírica, abundante en jerga y modismos del Perú popular. Mensajes que, de ser funcionales a objetivos publicitaros, han derivado a frases épicas y poéticas.

 

Sobre este tema, Vallejos –quién también hizo clases de Cartelismo y Propaganda en el departamento de diseño de la Universidad de Chile- se inclina por agregar un cuarto elemento: la tradición en serigrafía del Perú, como método de reproducción. “Perú es un referente a nivel latinoamericano, como lo es Argentina, Brasil y México. Esto no está impreso en off set, no tendría sentido, y no se alcanzaría a lograr el tipo de pigmentación”.

 

Cuando “lo cholo” se puso hype

De alguna manera, el creciente interés que durante los últimos años viene despertando el estilo chicha ha dado una reivindicación al cholo y su cultura. Primero fue en Perú, donde el caso de Elliot Túpac es icónico: sin educación formal en artes o diseño, su técnica se curtió siendo muy joven en los años 80’, bajo la tradición familiar de artesanos huancainos, quiénes pintaban carteles para promover eventos de diversas bandas de cumbia peruana.

 

Según ha comentado Elliot en varias entrevistas, hace 20 años, cuando le contaba a alguien que en su tiempo libre pintaba carteles “chicha”, obtenía casi siempre de vuelta una “mirada de desdén”. Y aunque la música chicha comenzó a declinar en su popularidad, el joven Elliot Urcuhuaranga nunca dejó de hacer sus carteles.

 

Seguro de sí mismo, el artista optó por dar un giro decisivo: dejó la universidad, cambió su nombre a Elliot Túpac, y modernizó el taller familiar para vender el estilo chicha a grandes marcas como Cerveza Cristal o Telefónica, lo que lo hizo conocido como el “rescatista del estilo chicha” (5). Usando las calles de Lima como lienzo, Túpac, en alianza con otros artistas, dio vida a obras como “Antes soñaba” o “Cómo será no ser peruano”. Hoy, su caligrafía y colores son valorados a través de exposiciones y conferencias por todo el mundo, y suele participar en proyectos de diseño para Marca Perú, Google, Creative Review, Puma o Lollapalooza, entre otros.

 

Todo este reconocimiento, sin embargo, tuvo un punto de inflexión, y ése fue la visita que Túpac realizara a Chile en 2010, de la mano de Rodrigo Dueñas y La Nueva Gráfica Chilena. Tal como recuerda el diseñador chileno:

“Eso fue publicado por la Revista Somos en Perú, porque era la primera vez que un artista popular chicha realizaba una exposición unipersonal en un país extranjero. Fue un guaracazo (sic) porque antes del 2010 el cholo era mirado de una manera muy sectaria, muy clasista en Perú (…) esta estética era una estética pobre, despreciada por los cuicos. Y resulta que después del 2010, se empieza a reconocer como una identidad”, señala Dueñas. “Viéndolo desde lejos, hay un momento en que Elliot pinta uno de sus primeros murales, en una cancha abajo del barrio de Barrancos, en el que se podía leer desde arriba “cholo soy”; esa frase fue potentísima en ese momento”.

 

Con el éxito Elliot Túpac comienzan a aparecer otros artistas como Monky o Jefferson Huaman, quiénes comienzan a incorporar otras temáticas y contenidos en sus afiches. “Acá en Chile esa visita de 2010 fue importante, introdujo la estética peruana, la puso como taquilla, y creo que para Perú también fue relevante porque, como te digo, al interior de la publicación aparece una foto de Elliot Túpac que dice ‘nuestro embajador en Chile’, recuerda Dueñas.

A partir de entonces , Túpac realizaría otras visitas al país, en las cuales trabajó en tres murales: “Equilibrio”, pintado en la ribera norte del río Mapocho (a metros de la Escuela de Derecho de la U. de Chile), junto al colectivo local La Robot de Madera y el artista Charquipán, y que terminaría siendo borrado “por error” bajo la administración de la alcaldesa Josefa Errázuriz. Otro mural fue para el Museo a Cielo abierto de San Miguel, y un tercero se encuentra al interior del Centro Cultural España.

 

Para César Vallejos, el contenido de la actual gráfica tiene un “discurso reivindicativo de una cultura que viene desde lo popular, los barrios bajos, una resignificación de ser cholo”. “No es casual tampoco, me refiero a que son años. Imagínate, los primeros pasos de la gráfica chicha vienen de los años 70’, son casi 50 años de resignificación cultural (…) Hoy podríamos decir que hay tres tipos de cartel, uno es el cartel publicitario, otro el propagandístico, y el otro es el decorativo”.

 

El boom de lo chicha también se comienza a manifestar en el revival de la cumbia peruana; algunos de sus elementos se incorporan, como un sabroso aderezo, al repertorio de nuevas bandas locales como La chicha y su Manga o Chorizo Salvaje, que empiezan a tocar clásicos de la cumbia chicha en las fiestas. “De hecho, Anarquía Tropical fue a tocar a Perú y se quedaron en la casa de Elliot. Yo los vi tocar cuando fui a Lima; fue divertido, porque tocaron y después siguió Edith y los Destellos, Juaneco y su Combo, que son bandas emblemáticas, históricas, y fue como guau, mira con quiénes están tocando”, cuenta Rodrigo Dueñas.

 

Eso sí, por un tema de costos producción, la fabricación de los carteles se realizando en Perú. La Paraiso Vip Discoteque, por ejemplo, los encarga a un taller ubicado en la ciudad de Trujillo.

 

“Esto comenzó a convertirse en moda. No solamente el tema de la música, sino también el tema de la gráfica, hoy es un referente cultural. Creo que sólo en Lima hay más de 50 talleres, y en todo Perú hay más de 70, en Trujillo, Huancayo, etc. Y aquí en Chile, salvo en Arica, no hay quiénes desarrollen este tipo de gráfica, las discotecas peruanas mandan a hacer los carteles afuera”, afirma, por su parte César Vallejos.

 

Hoy, los carteles chicha siguen llenando de colores las calles del casco histórico de Santiago. De los barrios de Recoleta y calle Independencia han expandido su radio y hoy ocupan también el barrio de La Chimba y el sector de la vega, el mercado Tirso de Molina (suelen aparecer profusamente por calle Artesanos), los alrededores de Estación Mapocho en San Pablo con General Velásquez , y en las comuna de Quinta Normal, San Miguel, San Joaquín, Maipú, Estación Central. Decorando espacios de inmigrantes. Una interculturalidad que, a juicio de Rodrigo Dueñas, también ha motivado el re-descubrir expresiones urbanas propias, como el cartel tipográfico micrero.

Por Maca Iglesias @macaiglesias

 

“Esta presencia de gráfica y estética peruana que uno dice guau, también nos ha permitido valorar de vuelta a nuestros propios letristas, a nuestros propios letreros, nuestra propia identidad, a través de exponentes como Juan Cadena, Zenen Vargas, Montoni, y en Valparaíso Servio Vargas y Juan Bautista. Todos ellos son pintores de letras clásicos, pintores de micro antiguos que también están siendo revalorizados por las nuevas generaciones como producto de estas identidades locales que florecen”, reflexiona el académico.

 

“La gráfica peruana está dando que hablar hace rato en Sudamérica. Son referentes que no necesariamente se enseñan en las escuela de diseño o de arte, etc, sino que la gente los ve en la calle. Y eso, desde ese punto de vista, es súper interesante porque es un arte presente, es un arte del cotidiano, no está encerrado en los museos, y por lo tanto la gente también en cierto modo lo siente propio, ocupa sus espacios. Aparte, creo que, la gente más joven sobre todo, ahora tiene mucha más aceptación de la gente migrante también, ya sea en términos humanos o de su comida o cultura, comparado con cómo era hace 20 años. Y eso es bueno”, concluye César Vallejos.

 

Citas

(1)- Declaraciones del artista peruano Pedro Rojas Meza, alias Monky al documental “Chicha Poster Art”, ubicable en https://www.youtube.com/watch?v=8UWUiW2-Ffo&feature=youtu.be

 

(2)- Declaraciones de la historiadora Lourdes Medina en el reportaje “Carteles Chicha”, en https://www.youtube.com/watch?v=ZjgWT7LJO_E&t=13s

 

(3)- Declaraciones vertidas por el diseñador, académico y gestor cultural Roberto Dueñas durante entrevista a La casa de Juana.

 

(4)- Declaraciones vertidas por el diseñador, académico y gestor cultural César Vallejos Leal durante entrevista a La casa de Juana.

 

(5)- Según se señala en el artículo “Elliot Tupac, el peruano que llevó la estética ‘chicha’ a las murallas”, escrito por Denisse Espinoza, ubicable www.latercera.com/noticia/elliot-tupac-el-peruano-que-llevo-la-estetica-chicha-a-las-murallas/

Nicolás Sánchez

Periodista y editor, licenciado en la Universidad de Concepción y especializado en periodismo escrito en la Pontifica Universidad Católica. Santiaguino de nacimiento (aunque penquista por adopción) Músico y melómano empedernido, su soundcloud es www.soundcloud.com/cuasarband
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“Más fotógrafo que arquitecto”

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Parisina de primera infancia, amante de la moda, la lectura, el arte y la decoración, especializada en dirección de arte y creación de contenidos, con buen ojo para detectar los detalles que nos inspiran diariamente.

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