Hoy les quiero hablar sobre el desperdicio de alimentos. En nuestro país 1,62 millones de toneladas correspondientes a residuos de alimentos terminan en los basureros, gran parte de ella se trata de alimentos aún aptos para el consumo humano; paralelamente en nuestra sociedad el 70% de los trabajadores gana menos de $426.000, elemento que pone barreras a la hora de seguir una alimentación saludable.

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A partir de ahí lo lógico es preguntarnos ¿Por qué debería ser la comida tirada a la basura, cuando se puede compartir con aquellos que no se pueden permitir una comida adecuada cada día? Hacemos un fuerte llamado a hacer algo más sensato con la comida, en lugar de botarla, se trata de un tema de responsabilidad en donde todo el mundo, independiente de su nivel de vida debe aprender a no botar y desperdiciar los alimentos.

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Día a día nos encontramos con imágenes como estas (estas fueron tomadas en la Feria Esperanza ubicada en el Barrio Yungay) que grafican este fenómeno, sin embargo más allá del significativo derroche de comida nos vienen a demostrar el hecho de que como sociedad nos hemos desvinculado de los alimentos.

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Lamentablemente a la hora de analizar y abordar el sistema alimentario, este se ha realizado principalmente desde un enfoque económico y nutricional, dejando de lado la parte cultural y social que tiene que ver con el consumo, la preparación y percepción de los alimentos. Son finalmente ellos “un vehículo social, vehiculizador de los simbólico eficaz para lograr reciprocidad, y por lo tanto, la comunicación y representación de aspectos que nos importantes, que constituyen sin duda parte de la identidad de la propia cultura” (Campos).

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A través de nuestras columnas ahondaremos en las razones culturales y sociales que nos han llevado a desvincularnos con la comida, es ahí donde encontramos la raíz tanto del desperdicio de alimentos (al considerarlos una mercancía más) como del aumento de los índices de obesidad en el país.  Hacemos un llamado a volver a la tierra, a agradecer por la comida, revincularnos con ella y así volver a unir a la gente a través de los alimentos, queremos que como sociedad seamos conscientes del gran trabajo y dedicación que hay detrás de los alimentos que consumidos a diario. Y soñamos con un chile en el cual no se consideren a los alimentos como una mercancía más, sino que la volvamos a ver como un recurso vital y unificador de las familias.

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Fotos:  Alejandra Ceballos

 

Alejandra Ceballos
Cientista Político, presidente fundación Desperdicio Cero. Amante de la alimentación consciente, promoviendo la
sustentabilidad alimentaria.