Unas calles silenciosas, con bellas residencias que mantienen su arquitectura clásica y espacios llenos de naturaleza componen un barrio que evoca la época dorada del antiguo Santiago. Te invitamos en esta oportunidad a ver el video que Andrei Sokolov hizo en su canal de YouTube, donde participamos de la mano de nuestro co-fundador Felipe Díaz, hablando del estilo, belleza y ventajas que el barrio Parque Botánico le ofrece a las familias que viven en él.
¿Quieres saber más sobre este bello barrio? El sector, considerado uno de los corazones verdes de la ciudad, no solo es reconocido como el hogar de múltiples familias, sino también de más de 70 especies de árboles.
Se ubica específicamente entre las calles Simón Bolívar, Emilia Téllez, Ortúzar y Eliecer Parada, lo que da a este barrio una sensación de paz y aislamiento, aunque tiene excelente conexión por estas vías hacia otros barrios de La Reina, Providencia y Las Condes, entre calles principalmente residenciales, donde la mayoría de las viviendas se remontan a la década de los 50’s y aunque en muchos casos han sido ya remodeladas, mantienen sus estilos originales, principalmente Neo Clásicos o Art Deco. Entre estas viviendas, destacan arquitecturas como las del conjunto de departamentos estilo europeos que se encuentran entre las calles Echeñique, Carlos Aguirre Luco y Simón Bolívar, o las viviendas que rodean la plazoleta Bombero Heberto Valencia.
Adentrándonos más, sin duda el alma y corazón del sector es el conocido Parque Botánico, o Pucará, cuyo origen se remonta al siglo XX y abarca un espacio de 14.606 m2, ubicado entre las calles Pedro Torres y Carlos Aguirre Luco.
“En 1942, los vecinos comenzaron plantaciones en el terreno vacío y en 1958 se transformó en un bien de uso público, mediante un proyecto que incluyó la siembra de especies nativas como peumos, arrayanes, quillayes, litres, huinganes, espinos, schinus molle (pimientos) y araucarias (pehuén)”, nos comenta Pedro Hernández, diseñador paisajista de la Comunidad de Ñuñoa.
Hoy, ingresar al interior del Parque Botánico es entrar en un viaje a la abstracción, donde la paz de sus senderos, el canto de los loros choroy, y el oxígeno fresco que aportan sus árboles, regalan una sensación de calma que cautiva a quiénes lo visitan. Además, el parque dispone de todo lo necesario para el disfrute familiar: juegos infantiles, máquinas para ejercicios, zonas de descanso, basureros para reciclaje y una reja que lo rodea con el fin de proteger a los niños o mascotas del contacto directo hacia la calle.
También son llamativos los jardines y antejardines que poseen la mayoría de las casas alrededor del parque. Estos, según explica Hernández, se rigen bajo una normativa hasta la fecha, con el fin de preservar la arquitectura del barrio. Igualmente, para conservar esta área urbana, también se determina la altura de las construcciones alrededor del parque, las cuales no pueden superar los cuatro pisos. ¿La razón? desde el año 2000, toda la zona está protegida por el plano regulador.
Varios comercios hacen vida alrededor de este gran y emblemático espacio familiar, donde encuentras desde Minimarkets, una reparadora de ropa, una tentadora “picada” o el clásico del barrio: el restaurante “Voy vuelvo”, un acogedor lugar, cuya carta de fin de semana incluye cazuelas, congrio frito, congrio a lo pobre, caldillo, reineta, pejerrey, prieta o arrollado, entre otras delicias de la comida chilena.
A pesar de la tranquilidad y el ambiente 100% familiar que podría dar la idea de ser un barrio de adulto mayor, es todo lo contrario, pues se ha renovado generacionalmente, siendo ahora hogar de varias parejas y familias jóvenes, tal como aseguran sus vecinos.
Mario Silva, actual dueño del restaurante “Voy y Vuelvo”, cuenta que en este barrio “todavía hay esa sensación de conocer a los vecinos, de ir al almacén de la esquina y pedir fiado, por ejemplo, y conocer al de al lado”, también asegura que actualmente se ven muchos matrimonios jóvenes entre 35 y 45 años.
Conversamos con Alejandra Azócar, dueña de la pastelería Sweet Shop, quien nos comentó que “ en los últimos años se vendieron muchas casas y ahora ha cambiado harto el público, puras familias jóvenes con niños chicos que buscan vivir en casas con patios grandes. Éste es un barrio súper agradable. Los vecinos van al parque, comparten, la gente sale a caminar mucho. Yo creo que es de los pocos lugares en Santiago que es así, se mantiene full residencial, de negocitos chicos. De repente hasta parece un poco como de provincia”.