2 personas • 1 hora
– 1/2 taza de polenta
– 1 taza de leche
– 1/2 taza de agua
– 3 cucharadas de ricotta
– 3 cucharadas de mantequilla
– un poco de harina, chuchoca o sémola
– 1 puñado de hojas de salvia fresca
En una olla chica calienta a fuego medio la leche y el agua. Agrega sal, pimienta y una cucharada de mantequilla. Cuando la mezcla esté a punto de hervir, esto es, soltando unos pocos vapores, baja el fuego al mínimo. No te pavees, que no te vaya a hervir.
Revolviendo siempre, deja caer la polenta a modo de lluvia, muy de a poco. Sigue revolviendo y lentamente la mezcla va ir espesando. Cuando en la estela que deja la cuchara de palo se pueda ver el fondo de la olla significa que ya tiene consistencia suficiente. Echa sólo 2 cucharadas de ricotta, la otra es para el toque final. Revuelve bien por unos 5 minutos más.
Sobre una tabla previamente espolvoreada con harina, chuchoca o sémola, echa la polenta y aplánala suavemente para que quede más o menos con forma de disco y de unos 2cm de espesor. Deja que se enfríe a temperatura ambiente, así se solidifica y es más fácil armar los ñoquis. Prende el horno y déjalo calentar a temperatura alta.
Toma un cubito, hazlo rodar por el plato y dale una forma más de bolita. Repite con los demás y ojalá con alguien para que sea más rápido. Déjalos todos en un bowl.
Terminados y formados los ñoquis, pica las hojas de salvia y luego derrite las 2 cucharadas de mantequilla restantes en el microondas o en una olla chica a fuego bajo. Echa la mantequilla y la salvia en el bowl y mueve este con movimientos círculares hacia y arriba y abajo, para que los pobres salten y se vayan embetunando con la mantequilla.
Echalos sobre una fuente para horno. Con el resto de la ricotta, usando las manos, haz unas bolitas chicas… más chicas que los ñoquis. Déjalas caer de a una sobre los ñoquis y de manera pareja.
Hornea por 15 minutos o hasta que se doren por arriba.
“Hace 5 años empecé a compartir mis propias recetas para el día a día en un blog al que llamé Sansabor, y fue ahí donde confluyó mi profesión con mi amor desbocado por la comida y la bebida”.