“No pienses en el pasado y no proyectes en el futuro. Esto que se te está dando es todo lo que tienes. Permanece en ello, conténtate en ello. Este mismo instante es el único tiempo verdaderamente existencial; no hay nada más.”[i]
Hace unos años asistía a clases de yoga, y recuerdo muy bien la dificultad en mantener ciertas posiciones por un tiempo prolongado. La profesora solía insistir: “habiten la postura”. Los músculos dolían y la mente quería evadirse para no sentir esa incomodidad. Pero la clave era permanecer completamente presentes en la postura, conscientes de la respiración y registrando todas las sensaciones que aparecieran.
Más de una vez me encuentro a mí misma repitiéndome esas indicaciones en la vida diaria. Es que todos los días, a cada rato, la mente nos juega la misma broma. Estamos en el metro camino a casa y sólo pensamos en cuánto estamos demorando, en todo lo que podríamos estar haciendo. Limpiamos la casa y no dejamos de rumiar cuánto nos disgusta esta tarea. Deseamos que algo cambie en nuestra vida, y por mirar hacia ese deseo no cumplido olvidamos vivir realmente la etapa en la que estamos.
Nuestra mente está constantemente viajando hacia el futuro o hacia el pasado. Prestamos atención a nuestras actividades sólo con una pequeña porción de nuestro ser, mientras nuestros pensamientos vuelan a cualquier parte. Estamos aquí pero no estamos aquí realmente. El momento presente se contamina de sentimientos asociados a recuerdos o a especulaciones, se tiñe de prejuicios y opiniones, por ende se desdibuja el verdadero sentido de lo que estamos viviendo. Es igual que comer un plato con demasiados condimentos… nos perdemos de su sabor original.
Este mal hábito frecuentemente me lleva a la queja, a la impaciencia y al descontento. Para evitarlo, intento enfocar mi mente tan solo en lo que me brinda el instante presente. “Habítalo”. Si tengo que planchar, me concentro en los sonidos que hace el vapor, en la textura de las telas, doy gracias por la ropa bonita que puedo tener. Al caminar, focalizo en cada uno de mis movimientos, en mi respiración, en la presión del suelo contra la planta de los pies, en los aromas o sonidos que detecto.
Lo único real es el presente. Más aún, el presente es el lugar más seguro, en este instante todo está bien. Lo que enseña el yoga es aplicable a la vida cotidiana: si vives el hoy, si te enfocas en el aquí y ahora, todo lo malo desaparece. Si piensas en el pasado aparecen las tristezas; si piensas en el futuro te vuelves ansioso. Concéntrate en tu respiración, que es lo único real y verdadero ahora. Este momento es lo único que tienes. Si desperdicias el instante presente, te quedas sin nada.
Es posible aprender presencia. El yoga y la meditación ayudan, pero podemos comenzar a ejercitarlo solos. Guardar el teléfono, acallar las voces de nuestra mente, prestar atención de manera intencional al momento presente, sin juzgar. Abrirnos a recibir la experiencia completa, de manera honesta y sencilla. Es la propuesta del mindfulness, tan difundido últimamente. Este tipo de atención nos permite relacionarnos de forma directa con aquello que está ocurriendo en nuestra vida, percibir cada cosa como lo que realmente es y por lo tanto tener las reacciones adecuadas.
Este post me ha resultado el más difícil de escribir, quizás porque lo considero tan importante. Creo que aquí está la esencia del concepto de Habitar. Hace casi un año, cuando inauguramos esta sección del Blog de Juana y la bautizamos así, supe que el término me iba a conducir mucho más allá de los espacios físicos. Habitar es una invitación a un modo de ser y de estar en todos nuestros momentos y en todos nuestros lugares. Es la intención de estar presentes con toda nuestra consciencia en el aquí y ahora, experimentando el verdadero sabor de cada instante.
Hay un cuentito en que un hombre le pregunta a un sabio qué debe hacer para vivir sabiamente, y el anciano le responde “cuando como, simplemente como; duermo cuando estoy durmiendo, y cuando hablo contigo, sólo hablo contigo”. Ojalá podamos poco a poco aprender a estar simplemente donde está nuestro cuerpo, habitando cada situación y cada etapa de la vida con apertura y entrega, para vivirla plenamente y sacarle el máximo provecho.
Referencias:
[1] Serena-mente. “Osho y el momento presente”,
Fotos:
Victoria do Pico.
“Soy Licenciada en Educación, blogger, apasionada por la fotografía, la ilustración y el arte en general. Me emocionan las cosas simples de la vida y busco transmitir esa mirada”