Texto & fotos por: Fer Tapia @mandarinacaiman

 

 

Comencé este año decidiendo hacer tres cosas que quería hace mucho y simplemente había postergado: Renunciar, hacer un curso en Londres y darme unas semanas sabáticas para hacer todo lo que nunca tengo tiempo de hacer. Tres también fueron los eventos que marcaron la decisión:

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A mediados del 2017, mi mamá sufrió una emergencia médica, de aquellas que te hacen replantear en donde estás en tu vida, hacia donde vas, que has hecho, qué quieres mejorar, y así varios etcéteras más.

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También mi mamá, luego de mejorarse, me vino a ver a Berlín y juntas visitamos a un viejo amigo suyo en Weimar. Fin de semana que realmente – perdonen lo melodramática – marca un antes y un después en la forma que tengo de entender mi trabajo, me hizo re abrir los ojos en cuanto a hacer realmente lo quiero en mi vida. Todo esto, comunicado y vivido con ternura y una energía positiva incontenible y pegajosa. Un amor de familia.

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Estoy a un peldaño de los 30. Nada explica mejor los cuestionamientos que un cambio de folio.

Volví de Weimar, lloré, escribí mi carta de renuncia y me inscribí en el curso de ilustración en Londres que había querido hacer desde hace siglos. Soy de esas personas que no se piensan tanto las cosas. Bueno o malo, me tiro a la piscina, me saco el parche curita de un tirón y después resuelvo todo sobre la marcha.

 

 

Así es como partí a Londres un domingo nevado de marzo, con la excusa de hacer este curso (porque digamos las cosas como son: entre las muchas razones para hacer este curso, la excusa de pasar diez días sola recorriendo Londres a mi ritmo era de las potentes). Central Saint Martins – la facultad donde fui a hacer el curso – es en sí una escuela irreverente. Yo vivo en una ciudad llena de estímulos y aún así mi semana en Central Saint Martins me dejó agotada, exprimida y al mismo llena a punto de explotar. Ésta nace de la fusión de dos escuelas conocidas por sus prácticas radicales e innovadores – la Saint Martins School of Arts y la Central School of Arts, escuela que emerge del movimiento de Arts and Crafts – y desde su unión en 1989 no han hecho más que romper con las barreras desde lo intelectual y lo práctico, sin abandonar nunca su columna vertebral: el trabajo manual. Y se nota. Pucha que se nota. Todo: las salas, los espacios, la cafetería, el mobiliario, los materiales, el aire que se respira, todo en el edificio de Granary Square está pensado para generar escuela y que uno se sienta profundamente libre e inspirado para crear.

 

 

No me quejo de las oportunidades que tuve y estoy agradecida de mi facultad, de lo que aprendí, la gente que conocí y de todas las puertas que se me abrieron al salir de ella. Pero hablemos con la verdad: Son otras ligas. Durante esos diez días vi que todo era lo máximo – no solo en pinterest y en documentales, creación viva de carne y hueso -, todo distinto, rebelde, enérgico y eléctrico, todo era innovador como debiese ser el diseño y estructurado como también debiese serlo, y sobre todo estético de todas las formas en que algo puede ser estético. Todo increible. Como dijo Warhol (y cito a nuestra editora @cocaruiz, razón por la que se me ocurrió escribir sobre esto en primer lugar) “todo es lindo”. Todo tan lindo. Es que es muy lindo cuando hay gente poniendo toda su energía y capital en hacer cosas distintas, aunque se vea mal, aunque no funcione, sea un fiasco y tengas que volver atrás, o aunque resulte siendo algo muy distinto, aunque quiebres ideas, ideologías, planes, personas, corazones: pocas cosas son más lindas que cientos de mentes creando juntas. Liberador y lindo.

 

 

A veces siento que la vida diaria, las escuelas, las redes sociales, el mundo laboral me ha apagado. Veo escenarios maravillosos como el que describí antes y siento que me falta extremismo, más manos en la masa, arriesgar más. En algún momento puse límite a mis aptitudes, porque creí que era utópico pensar así, pero estaba equivocada: el mundo real no tiene límites :).

 

 

Finalmente da lo mismo si aprendí algo o no en ese curso (for the record: aprendí tanto técnica y espiritualmente que fue la clave para que me aceptaran en mi nuevo trabajo. Que amo). Siempre digo que pocas cosas le hacen mejor al alma que despertar un sábado en un lugar por recorrer. Imagínense lo que debe ser despertar un sábado con una vida por recorrer. Así me sentí a la vuelta de mi curso, despertando cargada para este nuevo día. Además que Londres es tan lindo, estimulante y entretenido, que fue perfecto.

 

Fernanda Tapia

Santiaguina de nacimiento, berlinesa por el momento, diseñadora gráfica de profesión, coleccionista de detalles y cosas lindas, aprendiz en alimentación y consumo consciente.

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Fernanda Tapia

Santiaguina de nacimiento, berlinesa por el momento, diseñadora gráfica de profesión, coleccionista de detalles y cosas lindas, aprendiz en alimentación y consumo consciente.

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