Porque la geografía no es solamente algo físico, en Libros a Ciegas en esta oportunidad sugerimos tres libros imperdibles que se titulan con el nombre de algún pueblo, ciudad o país real, pero que son el marco y la puerta de entrada para un viaje que llevará a sus personajes y al lector a lugares insospechados. En el sentido más amplio de la palabra.
Los subterráneos, Jack Kerouac
Jack Kerouac es uno de los principales exponentes de la Generación Beat y “Los subterráneos” es un libro autobiográfico que, a través de un estilo libre, híbrido y flexible, desfila por una ciudad de San Francisco donde se enmarcan historias de alcohol, romances tortuosos, jazz, drogas y más.
Aullido, Allen Ginsberg
Aullido es un poema que, antes de ser publicado, se hizo ya famoso por el boca a boca. Un texto transgresor, irreflexivo, que denuncia las inconsecuencias de las clases acomodadas y el egoísmo generalizado en un contexto de postguerra. Ginsberg hizo eco a través de este texto, el que declamaba con una performance e histrionismo que no dejaba a nadie indiferente; generó también rechazo, debiendo enfrentar denuncias y prohibiciones.
Yonqui, William S. Burroughs
Cuando Burroughs todavía no era famoso, escribió esta crónica detallada, aguda y descarnada de una adicción. Él planteó, entre otras cosas que “para llegar al paraíso de la droga hay que hundirse en su infierno, puesto que ambos son lo mismo, y la degradación nunca está muy lejos de la revelación. Porque la droga, finalmente, no es un medio para aumentar el goce ni un estimulante: es una manera de vivir”. Solamente gracias a la ayuda de Allen Ginsberg y de un editor que asumió entrar en un colapso al trabajar con un texto así, este libro pudo ser publicado.