El huevo es la célula madre de Sansabor… ya lo habrán notado. El huevo a la copa fue uno de los primeros posts de este blog y nunca ha bajado del primer lugar de audiencia. Aquí un homenaje a la mejor forma de dominarlo y comerlo. Buen fin de semana!
Antes que nada, esta es una disciplina que requiere práctica, atención y tolerancia a la frustración. Son varios los factores que se entran al juego. Uno que me ha llamado la atención es el tipo de huevo. A mayor calidad, es decir, más campestre y yema más naranja, mayor es el tiempo de cocción. Es un patrón que he identificado con el tiempo, pero no una regla infalible.
La Clásica
Pon el huevo en una olla chica y cúbrelo de agua fría. Calienta a fuego alto y ten a mano el cronómetro del celular. Apenas suelte el hervor, que es cuando las primeras burbujas salen a la superficie, mira la hora exacta.
El tiempo oficial son 3 minutos, pero con la experiencia me he dado cuenta que puede disminuir según la olla que se usa, ya que hay algunas que se tardan más en calentar. Si notas que desde que empiezan a formarse burbujas chicas en el fondo de la olla hasta que se suelta el hervor pasa mucho tiempo, es probable que sea de esas ollas. Todo ese rato el huevo se está cociendo por lo que los 3 minutos la yema va a estar pasada.
Entonces, prueba primero con 3 minutos y si se pasa, disminuye 20 segundos la próxima vez. Y así la siguiente si aún no te satisface el resultado.
Cuando se cumpla el tiempo retira la olla del fuego y vacía el agua caliente en el lavaplatos, afirmando con cuidado el huevo para que no se caiga. Llena la olla de agua fría -para cortar la cocción- y cuenta hasta tres. Un, dos, tres.
Sácalo y sécalo con un paño. Sobre una tabla, pon el huevo de lado y córtale la punta, dándole golpecitos con un cuchillo.
La Alternativa
Llena una olla con agua fría, calculando al ojo lo suficiente para que cubra un huevo, ni más ni menos. Ponla al fuego a calentar, con la tapa para que sea más rápido. Ten a mano el cronómetro del celular. Cuando el agua hierva, toma un cucharón, pon el huevo en él y deposítalo con suavidad en el fondo de la olla. Suave para que no se trice. Aprieta el botón del cronómetro al tiro.
Cuando el reloj marque 1 minuto, apaga el fuego, tapa la olla y deja correr el reloj. Aquí el tiempo también es relativo, como en el universo mismo, pero lo cierto es que entre 5 y 6 minutos tu huevo va a estar listo. Repite el mismo enjuague de método anterior.
(Gracias Matías por el dato)
Para comerlo
Huevo en el huevo
Siempre se me hacía muy corto el disfrute del huevo a la copa, pero con esta forma más lenta de comer, el momento dura más.
Mientras el huevo se está cociendo, tuesta una tajada de pan de molde. Una vez tostada, échale mantequilla, sal y pimienta fresca. Luego córtala en tiras de 1 cm de ancho.
Cuando el huevo esté listo y con la punta cortada ponlo en un vaso chico, o cualquier cosa que lo sostenga, y rómpe con suavidad la clara para llegar a la yema. Luego introduce una a una las tiras de pan. Si se te acaban, remátalo con una cuchara y echa lo que queda sobre otra tostada.
Huevo vaciado
Arriba de un pan, unos tallarines, una sopa o una pizza incluso, el huevito superpoderoso se extralimita a cualquier minuto del día.
Una vez cortada la punta y cuando tengas listo el plato elegido, introduce una cuchara chica por el borde interior de la cáscara hasta el fondo. Gira suavemente el huevo con tu mano, manteniendo la cuchara siempre por el borde. Cuando hayas dado la vuelta empuja el contenido hacia afuera, dejándolo caer en cámara lenta.
“Hace 5 años empecé a compartir mis propias recetas para el día a día en un blog al que llamé Sansabor, y fue ahí donde confluyó mi profesión con mi amor desbocado por la comida y la bebida”.