Este es el artículo que probablemente nadie quiere leer en esta época del año, ya que nada tiene que ver con compras o regalos, sino que muy por el contrario. También es la primera de mis colaboraciones para el blog de Juana que escribo en primera persona, y es que la motivación viene de una experiencia importante, en época perfecta para transmitirla.

El año pasado hubo un fuerte quiebre en mi vida personal que solo vale la pena mencionar para justificar la necesidad imperiosa que tuve de limpiar mi espacio físico de todo lo que pudiese llevarme al pasado. Objetos, ropa, muebles…. Vendí y regalé despiadadamente.  Mi apartamento quedó vacío salvo por lo esencial, dando forma al ritual propio del comenzar desde cero. Los ritos son importantes para marcar fines e inicios de ciclos, y en esta ocasión particularmente, además de entender la importancia de aquello, comprendí el valor holístico del orden y la limpieza.

En un intento por controlar el caos interno es normal querer poner en orden el mundo material primero. Sin embargo, más allá de decisiones materiales o “de forma” existe un valor de fondo para dicho criterio. Comenzamos por lo formal: desprenderse de objetos innecesarios bajo el juicio de “¿Me sirve esto? ¿Lo necesito realmente?” Seleccionamos lo indispensable, lo que tiene mucho valor sentimental, y en paralelo nos vamos dando cuenta… cuánto acumulamos innecesariamente! De a poco los espacios están más amplios, hay menos que limpiar, menos que mantener, menos a qué amarrarse. Es revelador darse cuenta de la medida en que los excesos materiales nos consumen espacio y energía, así es que no sería una exageración la idea de que el minimalismo te acerca a la libertad.

Ahora, cuando logramos apropiarnos bien de ese patrón de pensamiento es que ocurre lo maravilloso: comenzamos a vivir la vida completa aplicando el mismo criterio. La pregunta “¿Ésto me sirve?” evoluciona hacia un “¿Cumple ésto algún propósito para mí?¿Me hace bien? ¿Lo quiero realmente presente en mi vida?” Darse el minuto para reflexionar y decidir a conciencia qué es lo que efectivamente queremos presente en nuestras vidas es la verdadera batalla contra la inercia con que acostumbramos a subsistir.

La invitación es a comenzar por el orden material, sin ánimo por supuesto de dejarse llevar por el trastorno obsesivo compulsivo; sino que con el objetivo claro de entregarnos a una intención amplia de identificar lo esencial y eliminar el resto, simplificar la vida y desarrollar la habilidad de desprendernos de lo innecesario para poder comenzar a enfocarnos en lo importante. En palabras de Mies van der Rohe, menos es más.

Para inspirarse a comenzar: https://www.theminimalists.com/

Antonia Reyes
“Con un profundo interés por el mundo natural y el diseño, Antonia Reyes Montealegre trabaja como Ilustradora y Directora de Arte desde Santiago de Chile. Su trabajo se concentra en la ilustración naturalista, inspirada por el riquísimo patrimonio natural y biodiversidad de su país.”

Instagram: @antoniapajarito