Texto: Por Nicolás Sanchez / Imágenes: Vicky Do Picco

Casi al comienzo de avenida Providencia, inserto en el Barrio Salvador, se encuentra uno de los sectores con más personalidad y atractivo de Santiago: el barrio en torno a calles Huelén y Rafael Cañas. Un lugar digno de destacar, primero, por sus elegantes edificios de arquitectura moderna, construidos entre los años 40’ y 50’; luego, la presencia de una oferta de estilosos cafés como Moscada y Ghigliotto, restoranes como El Árbol -uno de los pocos con auténtica oferta vegana- o la Escuela y Tienda de Yoga Mandiram. Una ruta de datos y picadas que ya forma parte de las recomendaciones de toda guía urbana de la capital.

Desde luego, el barrio en torno a calle Huelén también presenta una gran ventaja comparativa, y ésta es su cercanía inmediata a importantes avenidas como Providencia, Miguel Claro y Eliodoro Yañez. Esto permite disponer de calles interiores muy tranquilas y silenciosas, y, al mismo tiempo,

un entorno muy bien equipado en comercio, gastronomía, bancos y oferta cultural. En un radio de 10 minutos caminando se puede llegar a hospitales como El Salvador, Luis Calvo Mackenna, a las clínicas Indisa, Santa María y Avansalud o a las estaciones de Metro Salvador y Manuel Montt, etc.

De la misma forma, importantes espacios públicos rodean a Providencia a la altura Huelén, como el Parque Balmaceda y la plaza del Aviador.

La comuna de Providencia se ubica en el sector nororiente de la ciudad de Santiago, y está habitada principal y mayoritariamente por personas y familias de clase media-alta y alta. Es la tercera comuna más rica de Chile (al año 2012) y cuenta con una gran cantidad de áreas verdes distribuidas en parques y plazas (1).

Un sector fundador de la comuna de Providencia

Es innegable que el poblamiento y posterior urbanización de lo que hoy se conoce como comuna de Providencia surgió por el crecimiento de la población de Santiago y el aumento de la migración campo-ciudad. Ello motivó el interés, hacia fines del siglo XIX, de la elite santiaguina por el sector oriente, comenzando lentamente el loteo de los fundos, chacras y quintas. Citando la reseña publicada en el sitio patrimonio.providencia.cl:

Un ejemplo de ello fue la formación de la Sociedad Poblacional Providencia el 24 de diciembre de 1894. Su objetivo, el loteo de las tierras de la chacra Lo Guzmán y la urbanización de la misma; su proyecto quedó evidenciado en el acta del 31 de diciembre de 1894, se acuerda abrir una avenida de treinta metros de ancho que partiere del camino de la Providencia y termine por ahora en el deslinde sur de la chacra Lo Guzmán, la nueva vía se llamó la gran avenida Pedro de Valdivia, en la mitad de esta avenida se instruyó construir una plaza, la actual Pedro de Valdivia (2).

René León Echaíz, en su ya clásico libro “Ñuñohue: historia de Ñuñoa, Providencia, Las Condes y La Reina” (1972), destaca la importancia que tuvo la formación casi clandestina de numerosos callejones hacia fines del siglo XIX para la conformación de los futuros barrios:

Por el costado oriente de la chacra de Quinta Alegre, en el camino de Las Condes, se formó también un pequeño callejón que desemboca en la parte final de los tajamares. Aparece trazado ya en planos coloniales y tenía por objeto dar salida a un grupo de casas hacia el camino de Las Condes (Av. Providencia). Su extensión era cortísima y estaba muy lejos de llegar hasta el camino de Ñuñoa. Se mantuvo así durante todo el siglo xix y continuó en igual forma en los primeros años del siglo xx. En planos de Santiago de 1906 aún figura igual que en la Colonia. Pero de pronto empezó a extenderse hacia el sur para dar salida a poblaciones y chacarillas; y ya en 1910 aparece asomando al camino de Ñuñoa (Av. Yrarrázaval), comunicando así las dos grandes vías del sector. Tal fue el origen de la actual Av. Seminario.

Con los años los callejones fueron aumentando considerablemente. Los caminos de Las Condes y de Ñuñoa quedaron unidos, además por los callejones de Lo Pozo, de Baraínca y de Azolas *, que corresponden respectivamente a las actuales calles de Condell, Salvador e Infante. Eran angostos e irregulares senderos, con distanciadas construcciones en sus orillas.

Al norte del camino de Ñuñoa se formó un pequeño callejón que daba salida a una chacra y que fue llamado callejón Duran. Así, corto y cerrado, permaneció durante todo el siglo xix y terminó en época moderna constituyendo la parte final de la calle Román Díaz. (3)

En cuanto a los barrios que actualmente rodean la esquina conformada por las avenidas Salvador y Providencia, sus antepasados más directos –según el investigador Echaíz- serían las poblaciones Juan García Ballesteros y Salvador. Así describe en “Ñuñohue…”:

(La población Juan García Ballesteros) Empezó a trazarse en 1895 en lo que fue el callejón de Lo Pozo (calle Condell), al llegar al camino de Ñuñoa, vendiéndose sitios con grandes facilidades de pago a razón de un peso cincuenta y dos el metro.

En los avisos comerciales de la época se la ubicaba en medio de hermosas avenidas de árboles, a 16 cuadras de la plaza de Santiago y a 6 cuadras del paseo del tajamar. Sus sitios estaban rodeados por la población vecina del Salvador, el camino de Ñuñoa, el Seminario y el Monasterio de las monjas de Buena Enseñanza. Se anunciaba un ferrocarril urbano que partiría de avenida Condell. En 1896 se habían vendido ya setenta y siete sitios.

 

(Población Salvador) Formada por la misma época, estaba situada al lado de la población García Ballesteros a que acabamos de referirnos. Corría a orillas del camino de Ñuñoa y tenía en su interior las calles Salvador, Tegualda y Julio Prado. Terminaba hacia el oriente en el callejón de Azolas (Infante). En 1896, los vecinos de esta población pedían al Municipio que se colocara una cañería de agua potable para surtir al barrio. (4)

Un detalle pintoresco es la presencia, hasta comienzos del siglo XX, de molinos de viento en el sector. Éstos tenían carácter industrial y estaban ubicados en la avenida Providencia, en las inmediaciones del callejón de Azolas (Infante) y se movían con aguas del río Mapocho.

Hacia las décadas 20’ y 30’ se inicia la migración masiva de sectores altos y medios hacia el territorio más al oriente de Plaza Baquedano, fenómeno que explica el sitio patrimonio.providencia.cl:

Si bien es cierto que los grupos adinerados fueron los primeros en instalarse en la zona, también a ella llegaron a instalarse extranjeros dedicados a actividades industriales; con ellos se formó un eje industrial que se ubicó en la avenida Salvador, José Manuel Infante, Manuel Montt, avenida Providencia, avenida Italia y Santa Isabel, alrededor de ellas se construyeron casas y poblaciones para los trabajadores; tampoco estuvo exenta la proliferación de conventillos y cites.

En el siglo XX los empleados públicos y clase media acomodada construirán sus poblaciones: la posibilidad surgió gracias a los loteos de las grandes y medianas propiedades que aún existían en la comuna y la gestión inmobiliaria.

Todos estos factores determinaron que, para 1930, Providencia tuviese 42.000 habitantes y fuese la segunda comuna de Santiago en población. Para aquel entonces, el paisaje era un elemento importante al momento de diseñar la identidad de la emergente comuna; es con esta premisa, que se le encomienda a Oscar Praguer, paisajista austriaco, la construcción de un parque que en principio fue llamado Parque Providencia, nombre que, con el paso del tiempo, cambiaría a Parque Japonés y después Gran Bretaña; hoy, Parque Balmaceda. Su construcción se llevó a cabo en la ribera sur del río Mapocho, trabajo que absorbió la mano de obra cesante de la crisis salitrera. (5)

Por otro lado, patrimonio.providencia.cl cita la tesis de la arquitecto Monserrat Palmer, la cual señala que fueron seis los factores que influyeron en la formación de la “ciudad-jardín” en la comuna: el clima, la topografía, la presencia de obras de Karl Brünner (parque Bustamante) y Oscar Praguer (parque Balmaceda), las empresas loteadoras y las ordenanzas locales.

Mientras surgían los barrios al oriente de Manuel Montt, la avenida Providencia, en tanto, se perfiló como un sector comercial. “Diferentes tipos de establecimientos comerciales ocuparon sus calles. Los típicos emporios dieron paso a las sastrerías, a los restaurantes, a las boticas (farmacias), carnicerías, almacenes, etc”. (6)

La elegancia europea de Huelén

El nombre de la calle Huelén rinde homenaje al cerro-isla que penetra en el valle del Mapocho, como último eslabón del cordón montañoso que arranca de los Andes hacia el poniente. Entre el cerro que los indígenas llamaban Huelén –“dolor” en su lengua- y los dos brazos del Mapocho, se fundó Santiago el 12 de febrero de 1541. (7)

Durante los últimos años, la proximidad de esta elegante arteria al centro de la comuna ha transformando su carácter residencial; hoy, la primera cuadra desde Providencia al sur es un sector de oficinas, cafés y empresas. Sin embargo, una vez pasando la calle De la Ollería, el ambiente cambia a la tranquilidad y silencio característicos del sector.

La calle Huelén está conformada básicamente por dos cuadras de edificios construidos en la década del 1940 y 1950, la mayoría de una altura no mayor a 6 pisos, fachadas continuas, amplios ventanales y balcones, en un estilo que podría calificar como arquitectura moderna. En algunas edificaciones, las fachadas o entradas también recogen influencia art deco, con las usuales ventanas “Ojo de Buey”. Otra característica de este sector es que las edificaciones siguen la forma curva de la calle, rodeada de frondosas arboladas.

Por lo anterior, en calles como Huelén y sus vecinas Rafael Cañas y Román Díaz se aprecia hasta hoy una estética claramente europea en su urbanidad y edificaciones. Entre los edificios destacados, está el de la Asociación de Empleados de la tesorería de la República, ubicado en Huelén 116; inaugurado en 1939, en su fachada hay una placa que recuerda al legendario dirigente sindical Clotario Blest Riffo. También en la misma calle, en el número 10, se ubica un edificio de seis pisos, considerado actualmente como “Inmueble de Conservación Histórica”(8). Otro clásico del sector es el bello edificio Luxor, ubicado en Eliodoro Yáñez 942: de estilo neoclásico, fue construido por los arquitectos Alberto Vergara y Amadeo Chateau, e inaugurado en 1954.

Uno de los grandes impulsores en cuanto al estilo y diseño urbano de calle Huelen fue Ernesto Holzmann, todo un personaje de la sociedad santiaguina de comienzos del siglo XX: definido como buscador de oro y empresario de aseo público, entre sus obras urbanas destacan la creación del Cine Normandie, el barrio París-Londres y rincones urbanos como las calles Huelén y Almirante Montt. De acuerdo al relato del conocido académico y cronista Miguel Laborde: “Amante de la vida urbana, del caminar -nunca manejó vehículos-, se dio cuenta de que la capital carecía de barrios atractivos cercanos al centro, donde la gente pudiera vivir y trabajar o estudiar desplazándose a pie”.(9)

Sobre el origen de este tipo de edificios de altura pioneros en Providencia, construidos en su mayor parte entre las décadas del 30’ y 50’, citamos la reseña publicada en el libro “Arquitectura Moderna Residencial en Providencia” (2016), elaborado por Nicolás Cañas Fernández, Jefe Departamento Estudio y Registro Patrimonial del municipio, y Hugo Mondragón López, académico de la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Los edificios residenciales en altura fueron el punto de llegada de un largo proceso que comenzó con el cuestionamiento de la casa como forma exclusiva y excluyente de residencia. En efecto, los primeros edificios residenciales que se erigieron en la Comuna de Providencia fueron en estricto rigor conjuntos de casas en hilera de 2 o 3 pisos, en los que al privilegiarse la continuidad material y formal del plano de la fachada, se eliminó la individualidad de cada casa. La idea de la casa también estuvo presente en algunos edificios en los que se optó por la solución del departamento dúplex. El departamento de 2 pisos remite inevitablemente a la idea de casa, por lo que algunos edificios podrían ser descritos como conjuntos de casas apiladas, unas encima de las otras.

Mientras en las plantas de los primeros pisos de los edificios frecuentemente se intentó una combinación de usos –siendo el uso comercial el más utilizado-, la idea de planta tipo se consolidó hacia finales de los años ’50 y comienzos de los ’60. Una planta tipo muy rara vez se configuró a partir de la repetición de un único tipo de departamento, por el contrario, lo más frecuente era la presencia de 2, 3 y hasta 4 tipos de departamentos distintos por cada planta. En algunos ejemplos tempranos llama la atención el uso de cuartos de baño a los que se puede acceder desde dos recintos diferentes.

En algunos casos hubo una evidente búsqueda de confort basada en la incorporación de las más recientes innovaciones tecnológicas como la estructura en hormigón armado, la calefacción central, los ascensores, los depósitos de recolección de basuras, los incineradores, etc. Paradójicamente, este énfasis en la modernización de las instalaciones no encontró necesariamente resonancia en la configuración del cuerpo arquitectónico, formalizado en ciertos casos a partir de criterios neoclásicos.(10)

Un emergente tour cafetero y gourmet

Además de su elegancia arquitectónica, el sector de Huelén también es hoy conocido por su atractiva oferta en cafés de nicho, todos con buenas terrazas al aire libre, que le dan un plus como barrio emergente y estiloso. Uno de ellos es El Árbol, restaurante que -según asegura Pablo Aparicio, su administrador-, es el primero en ser auténticamente vegano y gourmet.

“Tenemos risotto de champiñón, ñoquis, chupe de berenjena. Queremos salir del mote que menú vegetariano es lechugas con cualquier tipo de aderezo”, sostiene este joven fotógrafo y sociólogo licenciado en la Universidad de Buenos Aires. En materia de dulces, la carta incluye tortas veganas de trufa y de lúcuma, cheesecake y otros. También hay variedad de jugos naturales, “con alternativas de jengibre, menta, albahaca”. Uno de ellos un jugo tipo detox (jugo desintoxicante), que incluye “un poco de alfalfa, una fruta de estación (que puede ser pera o manzana), espinaca, más una especie de pasto de trigo recién brotado”.

Si bien la carta de El Árbol parece ser “muy de nicho”, Aparicio reconoce que siempre vio en esta propuesta una clara oportunidad en un país que aún desarrolla este tipo de mercado gastronómico. Por ello, tras regresar en 2014 de sus estudios en Argentina, se la jugó en asumir la administración del local. “Allá hay mucho más desarrollo del área vegetariana, están produciendo mucho alimento libre de gluten. Además, en mi adolescencia tuve una polola vegetariana y no tenía dónde invitarla a comer”, recuerda Aparicio. Los platos “regalones” del local son el risotto de champignón y el chupe de berenjenas.

Por sus características, El Árbol es de los pocos locales que puede jactarse de contar toda la semana con clientela propia, exclusiva, y no tan “de oficina”. “Es gente que viene para acá, que llega de otros lados de Santiago, no es gente que viene pasando. Es más bien un público de veganos jóvenes y de adultos de hasta 50, 60 años”, explica Aparicio. También asegura que se ha dado una relación sinérgica con la escuela y tienda Yoga Mandiram, ubicada inmediatamente a continuación del restaurante, ya que suelen intercambiar los asistentes de uno y otro local.

“El barrio en general es bien tranquilo. La mayoría de los cafés y restoranes que hay tienen un perfil muy parecido, lo que hace que se esté generando una identidad como barrio Huelén, la que se está configurando con locales de muy bajo perfil, muy tranquilos, y esto deriva en una externalidad positiva para los vecinos. Fíjate que no hay ninguna schopería, entonces el perfil de gente que viene a estos lugares es de gente muy tranquila (…) Además el barrio está bonito, está de a poquito instalándose como sector. Está como construyéndose, en proceso”, afirma Pablo Aparicio.

A El Árbol se suman las cafeterías Ghigliotto Bistro-Café y Moscada, ambas con una oferta de pasteles, tortas y almuerzos. La primera, además de su menú semanal, ofrece 18 variedades de té, lasaña de verduras, quiche de verduras y panini (variedad de sándwich de origen italiano). Entre sus tortas, las más pedidas son la de chocolate y amapola, y en cafetería destaca el café kawas. “Este es proveniente de Colombia, Perú e Indonesia, aunque es tostado en Chile”, asegura Pablo Sotomayor Prat, uno de los dueños del local.

El Ghigliotto es uno de los locales más antiguos del sector y habitué de reseñas sobre picadas y rutas urbanas emergentes de la capital. Según cuenta Sotomayor, hasta candidatas a la alcaldía de Providencia eligieron este lugar durante sus campañas para conceder entrevistas a revistas de papel couché. Algunos sábados hay muestras de ropa de la tienda Tan Chic.

Un elemento llamativo en la decoración de El Ghigliotto es la cantidad de juguetes y figuritas distribuidos por su frontis y terraza. Sin embargo, ello también obedece a un criterio práctico: el sector no se caracteriza, precisamente, por la abundancia de jardines infantiles. “Viene mucho cliente adulto joven con sus guaguitas. Y también con sus mascotas, porque aceptamos a los animales”.

Durante la primera mitad del día, los clientes son casi siempre oficinistas treintones o cuarentones. “En la tarde cambia el panorama, con más presencia de mujeres y juventud de 25 años para arriba, y estudiantes que vienen a pasar un rato tranquilo, porque no vendemos alcohol”, cuenta Sotomayor, quien es también actor y terapeuta.

Vecino inmediato al café Ghigliotto es el Moscada Café & Emporio (ex Huelén85). Sus dueñas son las hermanas Natalia y Alejandra Arboleda, quienes nos cuentan que desde siempre se han interesado en los emprendimientos gastronómicos; fue así que, apenas se les presentó la oportunidad de abrir una cafetería en calle Huelén, no dudaron en aceptar el desafío. Ambas tenían muy claro lo que buscaban: un local de barrio, donde la atención fuera personalizada. Por ello, el Café Moscada es atendido por ellas mismas. “Encontramos este local y nos encantó”, aseguran.

El concepto del lugar es una vuelta a lo casero. Ello se refleja tanto en el menú como la pastelería, donde “todo viene con un toque de moscada, que es un condimento que transmite calidez”. Abren de 9 am a 9 pm y sirven desayunos, onces, almuerzo y brunch (los fines de semana se prepara un brunch “especial”). Cada día hay un menú de almuerzo diferente, que siempre contempla una opción vegetariana.

Otro local a resaltar es el Café El Marroquí, ubicado en la esquina de Huelén con calle De la Ollería. En la semana, este local ofrece almuerzo mediterráneo con opciones que van desde platos de fetuccini a ensalada César. “Todo es a base de aceite de oliva, al horno, nada de frituras”, destaca Abdellah Ababou, dueño de la marca.

Abdellah es de ascendencia franco – marroquí (lo que se manifiesta en su muy especial acento) y lleva ocho años en Chile, siete de los cuales ejerció como profesor en la academia Tronwell. Desde hace 10 meses administra este local junto a su esposa. “Los sábados es la cocina marroquí pura, que puede ser, por ejemplo, de cuscús siete verduras, corderito a la ciruela, un tallín de pollo verdura. Se trabaja con productos frescos del día, no son cosas congeladas”, explica. “Ahora, la cafetería El Marroquí no es de sólo cocina marroquí, porque, siendo yo de doble cultura, propongo cosas francesas, marroquíes y mediterráneas, al mismo tiempo”.

Como ciudadano del mundo, Abdellah coincide en que el barrio efectivamente tiene una reminiscencia europea: específicamente, a la Francia de los años 50’. “Por ejemplo, en Burdeos, sur de Francia, donde viví, hay lo mismo (en arquitectura), pero allá pasa como un barrio ‘moderno’ por la antiguedad de los otros, que llegan al siglo X. Y en Marruecos existe lo mismo, por la cercanía con la cultura europea. Así que, para mí, estará acá es sentirme en casa, más o menos, así como de vista”.

Respecto a las perspectivas de Huelén como sector turístico, el emprendedor asume que es un proceso que tomará su tiempo. “El barrio no es conocido, es como hablar de Lastarria de hace 20 años atrás, que empezó de a poquito hasta lo que es ahora. Y eso es lo que va a pasar aquí, esa es la tarea”, reflexiona.

Similar opinión tiene Pablo Sotomayor, aunque con matices: para el joven artista, la clave para que Huelén se transforme en un barrio al estilo Lastarria es que “aparezcan más tiendas”, a fin de incentivar la llegada de público. Es decir, perfilar el lugar como barrio boutique. “Hay cambios, pero lentos, en las calles interiores cuesta más tener locales”, sostiene. Sin embargo, otros colegas locatarios como Pablo Aparicio no están de acuerdo con este enfoque: “Me lo cuestiono, o sea, no sé hasta dónde me pueda interesar más el mismo barrio con eso. Se corre el riesgo de dañar la esencia del lugar como espacio de tranquilidad”.

Desde el café Moscada, Natalia Arboleda también se suma a esta idea. “Con la gente de El Árbol y El Ghigliotto hemos conversado al idea de crear un “barrio Huelén”, que cierre la calle un día del fin de semana y organice actividades para los vecinos”.

Jorge Pinto (39) vive desde hace seis años en un departamento ubicado en la esquina de Huelén con Providencia. De profesión Ingeniero civil, se confiesa amante de la música en vivo y de los lugares urbanísticamente interesantes. “Uno de los elementos que me gustaron del barrio fue que tenía todas esas cosillas, la posibilidad de reunirse con otra persona y disfrutar de un café, de la música en los locales”, señala.

-¿Qué tipo de vecinos habitan actualmente este sector?

-El perfil es de 30 hacia arriba. Al principio se veían viejos, yo creo que se han ido. Antes había harta vida de barrio, porque como eran los mismos vecinos los encargados de mantener limpio, se prestaba mucho para eso.

El entorno de calle Huelén.

Román Díaz es otra clásica arteria de Providencia, de arquitectura similar aunque mixta, fluctuando entre casas construidas entre las décadas del 30’ y 50’ a edificios de construcción más reciente. La calle Rafael Cañas, en tanto, mantiene un estilo similar a Huelén, también rodeada de bajos edificios y arboledas. En materia de comercio minorista o a escala de barrio, un importante polo se concentra en la esquina de Eliodoro Yáñez con Miguel Claro. También es llamativa la amplia oferta de hoteles, hostales y otros servicios de alojamiento.

Es imposible no destacar en esta calle a la “Librería Técnica USA”, una clásica picada que desde hace más de 20 años es atendida por su dueño, Alberto Bartolini. Lo suyo, es una historia de vocación y tradición, pues es hijo de Gustavo Bartolini, quien tuvo una librería con el mismo nombre en calle Miraflores 421, primero, y después en Lastarria 50. “Se llama ‘Librería USA’ pero es por “usado”, por una sigla antigua, no por Estados Unidos. Tuve que poner un aviso en la vitrina porque de repente aparece alguien y me quema el negocio, jaja”, aclara de, buen humor, don Alberto.

La especialidad de la tienda es la compra- venta de libros técnicos o especializados en distintas ciencias, incluyendo filosofía. Las ediciones se pueden encontrar en distintos idiomas, predominando –además del español- el inglés, francés, alemán e italiano. “Tengo bastante clientes que son vecinos pero también extranjeros, porque hay hartos hostales aquí. Además, algunos de los clientes de Lastarria siguieron viniendo para acá, y después los hijos, los nietos, entonces hay una tradición que mantiene la clientela”, cuenta el librero.

En materia de ciclovías, la más cercana está en Miguel Claro, la que conecta con Av. Providencia (hacia el sur oriente conecta también con la ciclovía de Pedro León Gallo, la cual empalma con la de Antonio varas y sigue por Pocuro).

Huelén también ofrece un “tour de la cultura”, que puede incluir desde una visita al centro de extensión del Centro Cultural de España (cuya cartelera es gratuita) a un recorrido por las típicas “picadas libreras” como la Feria del Libro Permanente (ubicada al lado oriente de las Torres de Tajamar). Un poco más arriba, en calle Manuel Montt #32, está el Teatro Nescafé de las Artes, recinto que habitualmente ofrece espectáculos de nivel nacional e internacional.

Frente a avenida Providencia, por el lado norte, se sitúa el Parque Balmaceda, el cual, como se comentó al inicio de este artículo, fue diseñado por el paisajista Óscar Praguer en 1930. Éste se inicia a la altura de calle Seminario y se prolonga hasta Eliodoro Yáñez, y fue concebido como el primer parque urbano en plantar especies autóctonas como quillayes, maitenes, peumos, pataguas, arrayanes y encinas, algunas de las cuales aún perduran hasta hoy. En medio de este entorno natural está el Café Literario Balmaceda, que ofrece préstamo de libros, salas de estudio y diversos talleres culturales (11).

A partir de Eliodoro Yáñez hasta el complejo de edificios Torres de Tajamar (construidas en la década de los 60′ por la oficina de arquitectura BVCH, formada por renombrados arquitectos como Fernando Castillo Velasco y Carlos Bresciani, entre otros) sigue la Plaza de la Aviación. Creada en 1980, sus luminosas piletas y áreas verdes, más el fondo conformado entre el Cerro San Cristóbal y las Torres de Tajamar, convierten a este espacio público en una de las postales urbanísticas más atractivas de Santiago. Al interior de las Torres, en tanto, su añoso boulevard hoy ha cobrado un segundo aire, gracias a locales visitados por las nuevas generaciones como la disquería indie Tres Oídos o el muy hype The Shamrock Bar.

Por todo lo anterior, Huelén y sus alrededores es un barrio que, como pocos, puede ofrecer tranquilidad residencial a pocos pasos de todos los atractivos propios de las grandes urbes. “Este es un barrio antiguo del corazón de Providencia. Está en plena comuna, pero aislado de toda la bulla, eso es lo rico, no pasan las micros”, sostiene, en este sentido, Pablo Sotomayor, de Ghigliotto Bistro-Café. Similar opinión tiene Abdellah, aunque con matices. “Es contradictorio. Por un lado me gusta la apertura de la gente acá, está regresando a lo natural, al yoga, lo naturista; pero, al mismo tiempo, están un poco cerrados porque les da miedo el extranjero”, reflexiona.

“Es un barrio lindo, tranquilo, y puede seguir siéndolo aún con mayor desarrollo de servicios, pero siempre resguardando el no molestar a los vecinos”, concluye, por su parte, Pablo Aparicio, administrador del restaurante El Árbol.

FUENTES

(1)-Según señala el sitio https://es.wikipedia.org/wiki/Providencia_(Chile)

(2)- Según señala la reseña histórica publicada en el sitio https://patrimonio.providencia.cl/historia/nuestra-historia

(3)- Echaíz, René León: Ñuñohue: historia de Ñuñoa, Providencia, Las Condes y La Reina, pág. 217. Editorial Francisco de Aguirre S.A, Santiago –Buenos Aires, 1972.

(4)- Echaíz, René León: Ñuñohue: historia de Ñuñoa, Providencia, Las Condes y La Reina, pág. 154. Editorial Francisco de Aguirre S.A, Santiago –Buenos Aires, 1972.

(5)- Según señala la reseña histórica publicada en el sitio https://patrimonio.providencia.cl/historia/nuestra-historia

(6)- Según señala la reseña histórica publicada en el sitio https://patrimonio.providencia.cl/historia/nuestra-historia

(7)- Según señala la reseña en el sitio https://patrimonio.providencia.cl/historia/historia-de-las-calles/huelen

(8)- Según señala el sitio https://patrimonio.providencia.cl/patrimonio/inmuebles-de-conservacion-historica/huelen-ndeg-10-ich29

(9)- Según reseña el artículo “Barrio París-Londres muestra todos sus encantos”, Por Maureen Lennon Zaninovic, Diario El Mercurio, 25 de mayo de 2008 (www.londres38.cl/1937/w3-article-82957.html)

(10)- Cañas Fernández, Nicolás y Mondragón López, Hugo, en “Arquitectura Moderna Residencial en Providencia”, pág. 16, publicado por la Dirección de Barrios, Patrimonio y Turismo de la Municipalidad de Providencia, julio de 2016.

(11)- Según reseña el sitio almagro.cl en www.almagro.cl/laguiaalmagro/2016/10/parques-salvador-balmaceda/

DATOS

Restaurantes y cafés
– Café Moscada: Huelén 85.
– Restaurante El Árbol (comida saludable): Huelén 74.
– Ghigliotto Bistro-Café: Huelén 71.
– Restaurante Kleine Kneipe (sándwich y hamburguesas): Román Díaz 21.
– Restaurante Wayas Gyros (ensaladas y comida rápida): Román Díaz 12.
– La Antojería: Eliodoro Yañez 1049.
– Restaurante Los Tesoros del Inca: Providencia 1091.
– El Rey Toro Restobar: José Miguel Claro 25.
– Café Pardo: Providencia 903.
– Restaurante Juan y Medio: José Manuel Infante 51.
– Cafetería RD 280: Román Díaz 280.

Pubs
– Arcano: General Salvo 88.
– Duende Bar: General Salvo 67.
– Benevento Jazz Café: José Manuel Infante 273.
– Santo Remedio: Ramón Díaz 152.
– CH Hostal Chile Chico: Román Díaz 33.
– Restobar Kalimocho: Miguel Claro 039.
– The Shamrock Bar & Restaurant: Av. Providencia 1100, Local 18.

Comercio y servicios
– Feria Permanente de Libros usados: Av. Providencia 1114.
– La Botica Natural (productos naturales y homeopáticos): Av. Providencia 1037.
– Fmlbikes (taller y tienda de bicicletas): Miguel Claro 257.
– Todo Sabroso Market: Eliodoro Yáñez 1102.
– Kandor (productos fitosanitarios): José Manuel Infante 14.
– Supermercado Líder Express: Av. Manuel Montt Nº 80.
– Librería técnica “USA”: Román Díaz 58.
– El Campo, Verduras & Gourmet: Román Díaz 56.
– Disquería Tres Oídos: Av. Providencia 1072 (local 5).

Educación
– Liceo José Victorino Lastarria: José Miguel Claro 32.
– Colegio Providencia: Manuel Montt 485.
– Instituto Nacional de Geriatría: José Manuel Infante 37.
– DUOC-UC: José Miguel Claro 337.
– Ballet Danceworks (academia ballet clásico): Román Díaz 82.
– AIEP: Triana 820.

Deporte y vida sana
– Yoga Mandiram: Huelén 78.

Áreas verdes
– Parque Balmaceda: Av. Providencia entre Plaza Baquedano y Eliodoro Yáñez.
– Plaza de la Aviación: Av. Providencia entre Eliodoro Yáñez y Torres de Tajamar.
– Plazuela Román Díaz. En calle Rompan Díaz, entre Av. Providencia y Eliodoro Yáñez.

Salud
– Hospital Salvador: Av. Salvador 364.
– Luis Calvo Mackenna: Av. Antonio Varas 360.
– Hospital del Tórax: Av. José Manuel Infante 717.
– Clínica Astra: Rancagua 693.
– Clínica Santa María (urgencia infantil): Sta. María 500.
– Clínica Indisa: Sta María 1810.
– Avansalud: Av. Salvador 100.
– Podología Clínica Providencia: José Miguel Claro 89.

Otros
– Centro Cultural de España: Av. Providencia 927.
– Amnistía Internacional – Chile: Huelén 164, 1° piso.
– Capilla Nuestra Sra. del Carmen: Providencia 1017.
– 19° Comisaría de Providencia: Jose Miguel Claro 300.
– 13° Compañía de Bomberos de Providencia: Eliodoro Yáñez 975.